viernes, 9 de julio de 2010

La carísima chapuza de la TDT. (Política, Economía. 152)

Nos vendieron la implantación de la TDT con la excusa de que se vería la TV muchísimo mejor, sin interferencias, con una calidad de imagen notoria, bla bla bla bla.

El tiempo ha demostrado como siempre, que es una chapuza que cómo no, nos está costando caro al contribuyente, y está teniendo un efecto contrario en el ciudadano, y es que, muchos españoles se han quedado literalmente sin ver la televisión.
Si durante el invierno, meses atrás, el viento y la lluvia han demostrado que provocan un debilitamiento progresivo de la señal, ahora en verano, resulta que por el llamado "efecto fading", también se produce el debilitamiento progresivo de la señal de televisión por las altas temperaturas, lo que está dejando a muchos hogares estos días sin ver sus programas favoritos. Ahora son las zonas costeras las más afectadas por su cercanía al mar, ya que la humedad (para variar) también perjudica la recepción, enturbiando la imagen.

Y es que al parecer, el 72% de los instaladores detecta problemas en los hogares para ver la TDT.
Resulta gracioso pues como el señor Sebastian, ministro de Industria presentó la TDT como "la TV de todos"
Según el informe, realizado entre 334 empresas instaladoras “Persisten dificultades técnicas que estarían provocando deficiencias en la recepción de la señal en ciertas zonas: interferencias entre repetidores, bien de nueva instalación o reajustados en su potencia, variables condiciones de propagación en función de la climatología que provocan pixelaciones o anulaciones de señal, etc.”, “Y eso que el 97% de las comunidades de vecinos estarían ya adaptadas para la TDT. Se corregirá con el tiempo y con dinero, pero ya se ha invertido mucho en esta tecnología”.

Y es que se están produciendo consecuencias o cambios como que el 13,6% de los encuestados ha dejado de usar un equipo de televisión tras el apagón y hasta un 11,4% tiene el aparato sin descodificador, o que dos de cada tres encuestados se han olvidado de grabar.
Y no hay excepciones, ya que los fallos se extienden por toda la geografía española.

Lo más irritante es que lo peor está por llegar ya que los españoles se deberán de gastar más dinero.

La asignación de nuevos canales a los operadores en los próximos nueve meses obligará a una segunda antenizacion en las comunidades de vecinos y a un segundo plan de extensión de la TDT. Además, antes del 1 de enero de 2015 la banda de frecuencias que acoge ahora los canales se tiene que dejar libre para dar servicios de banda ancha a dispositivos móviles. Es el denominado dividendo digital. Una migración que obligará a una tercera antenización (alé, alegría).

El coste público además de implantar todo esto ha sido alto, y un informe interno de Astra ya ponía de manifiesto hace unos meses que la TDT ha sido un pozo sin fondo para la Administración. Según sus cuentas, la inversión para extender la señal terrestre del 96% al 98,5% de la población alcanzará los 1.000 millones de euros en diez años, una cifra que se hubiera minimizado con el satélite. Sólo el mantenimiento de los 3.750 centros para la difusión de la señal se llevará 67,2 millones de euros anuales.

Además, la inversión apenas servirá para que las cadenas puedan desarrollar nuevas tecnologías como las emisiones en tres dimensiones (3D), ya que este tipo de apuesta requeriría la utilización de un múltiplex completo en TDT. Es decir, un operador debería utilizar todos sus canales para un único contenido en 3D, algo impensable. “En el año 2014 se prevé que haya 56 millones de receptores de televisión en 3D presentes en los hogares. Una solución libre vía satélite no sólo es infinitamente más barata, sino que es el soporte perfecto para una difusión democratizada de las innovaciones”, remacha Sahún.

Además, más de 14 millones de TDT se tendrán que ir a la basura y comprar otra nueva ya que no servirán para los contenidos interactivos canales en el futuro.

Como siempre, hay que hacer las cosas corriendo y mal. Teníamos de plazo hasta el 2012 para implantar la TDT en España pero esta urgencia ha costado a Industria 12.000 millones de euros y un enorme esfuerzo a los ciudadanos para adaptar sus televisores a esta nueva tecnología.

Pero lo que sí clama al cielo es que no se pueda recibir la TDT directamente de satélite, como ocurre con las TDT británicas y alemanas. Si fuera así, el coste del equipo para ver la TDT en cualquier lugar de España sería mucho más reducido, pero es lo que tiene los intereses políticos con los monopolios de los amigos.

Y para rematar el tema, el futuro de las nuevas tecnologías no está en la TDT, sin posibilidad de desarrollo, interactividad o servicios, sino en la televisión por Internet o IPTV, aunque para que este nuevo mercado se incremente es necesario antes un avance en la calidad del ADSL. El futuro es la banda ancha y las líneas de nueva generación, que ya se están impulsado en Estados Unidos a través de la Federal Communications Commission (FCC).

Pues nada, una nueva excelente gestión que cómo no supone un derroce público y privado, pero como vamos tan sobrados...

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