miércoles, 29 de diciembre de 2010

Por qué la luz aún tiene que subir más de un 30%. (Energéticas, Calentamiento global. 35)

"El Gobierno aprobará en el próximo Consejo de Ministros un aumento de la tarifa del 9,8%, pero este incremento no será suficiente para hacer frente a los gastos del sector. De hecho, según la última Memoria Económica, en 2011 se ingresarán alrededor de 12.361 millones por la parte regulada y se gastarán 17.757 millones.

Es decir, que pese a la astronómica subida, los costes regulados (la parte que le corresponde fijar al Gobierno) se incurrirá en 5.396 millones más de déficit. Las primas de las renovables (6.759 millones) y el coste financiero de incumplir la contención del déficit en 2009 (1.010,7 millones), entre más de una veintena de variables, generarán un mayor agujero del previsto.

La ley del sector eléctrico, así como varias sentencias del Tribunal Supremo, han ratificado el derecho de las eléctricas a cobrar por el coste total del servicio.

Al final, han tenido que contar con el aval del estado para poder abrir la titulización del agujero eléctrico. Al cierre de 2010, el sector tiene una hipoteca que asciende a los 18.000 millones y que, según las previsiones del Ministerio de Industria, alcanzará los 28.000 millones en 2013, lo que haría necesaria una subida del 30 por ciento para este mes a fin de no acumular más déficit de tarifa.

Este hecho supone que en este mismo instante, cada uno de los 24 millones de consumidores tienen una hipoteca eléctrica de 750 euros que tendrá que ir pagando cómodamente en el recibo de la luz durante los próximos quince años. Lo malo es que esta cantidad (siempre que se cumplan las previsiones del Gobierno) no dejará de incrementarse hasta el año 2013 y llevará esta deuda con el sector hasta los 1.166 euros de media por cada consumidor.

Las cifras además han tomado un cariz dramático ya que los 28.000 millones que se acumularán en 2013 suponen en la práctica el coste total del recibo de la luz de un año. Es decir, que llegado el momento, los clientes eléctricos les deberemos a las empresas una cantidad similar al recibo de un año que iremos pagando en los siguientes quince ejercicios, lo que supone una carga para el recibo del 6,6 por ciento cada año.
Para compensar esta subida, el Gobierno ha metido la tijera a los costes, concretamente, a las primas a las renovables y ha aumentado los ingresos con nuevas tasas.

Lo fácil es culpar a las renovables del incremento de las tarifas eléctricas y del déficit, pero no todos los males provienen de ese destino. Durante años se ha estado dando una señal de precios inadecuada a los consumidores y se ha reducido además la competitividad futura de las empresas que tendrán que afrontar un coste de la energía mayor cuando vayan llegando los recargos por el déficit.

Sin pactos

El Pacto de Estado de la energía es una farsa que ha utilizado el Ministerio de Industria para tratar de eludir sus responsabilidades a la hora de regular el sector. Por suerte, el Partido Popular parece (aunque tarde) haberse dado cuenta de la trampa que les preparaba el Gobierno y no han sido partícipes de estos acuerdos que sólo han buscado soluciones cuando el problema ya era insalvable.

El Gobierno ha tomado medidas drásticas aprovechando la salida del secretario de Estado de Energía, Pedro Marín, pero el sector necesita un modelo más estable que no esté sometido a vaivenes electoralistas o a decisiones que puedan socavar la capacidad de inversión de las empresas. Como decía Keynes: "A largo plazo, todos muertos".

Artículo completo en El Economista.

Lo que está claro es que las subidas van a seguir sin cesar durante muchos años a un nivel muy por encima del coste de la vida, lo que seguirá lastrando la competitividad de las empresas y el bienestar del ciudadano.

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