sábado, 2 de abril de 2011

Ayrton Senna-Alain Prost: el mayor choque de trenes de la historia de la F1 (I) (Ocio, Entretenimiento. 177)

Interesante repaso a la ya mítica rivalidad enter dos de los mayores genios de la fórmula 1: Alain Prost y Ayrton Senna.

"Te echo de menos, Alain", dijo mientras rodaba con su monoplaza al grabar una vuelta al circuito de Imola, pocos días antes de su muerte. "Saludos a mi amigo Alain, te echo de menos, lo sabes". Ayrton Senna saludaba así a Alain Prost, su más encarnizado rival, ya retirado, y presente en el Gran Premio de Imola de 1994. El francés se emocionó.

"Creo que mi rival más cercano será siempre Fernando. Lo veo como mi Prost, si él y yo fuéramos (Alain) Prost y (Aryton) Senna, respectivamente" afirmó el piloto británico esta pasada semana. Lewis Hamilton recordó a su piloto favorito, Ayrton Senna, para reconocer su condición de 'primus inter pares' con Fernando Alonso, singulares talentos que coinciden en el tiempo y cuya verdadera dimensión se engrandece por la estatura del otro. Porque Alain Prost y Ayrton Senna protagonizaron el enfrentamiento deportivo y personal más intenso en la historia de la Fórmula 1. Un auténtico 'choque de trenes', una historia real con guión de película, como se comprobará en mayo con el estreno del documental sobre Ayrton Senna.

Senna, como Schumacher (pero menos)

Cuando Senna llegó a McLaren en 1988, Prost era el rey indiscutible. El francés apoyó su llegada porque "era el piloto con más talento y, para mí, el equipo era lo primero. Si ahora mismo fuera a empezar de nuevo mi carrera, actuaría de forma diferente, me concentraría más en mí y en mi trabajo...", recordaría después. Pilotos como Schumacher o Alonso aprendieron la lección posteriormente, aunque no parece que lo hiciera Ron Dennis, a juzgar por cómo manejó la convivencia de Alonso y Hamilton en 2007.

Prost descubrió que nunca había competido con alguien de semejante intensidad. "Yo daba el 99% a la competición. El 1% restante, a mi familia y otros temas. Ayrton daba el 110%". Aún así, en la primera temporada, 1988, "nuestra relación fue bastante buena. El único problema ocurrió en Estoril, al final de la primera vuelta". Senna encerró a Prost contra el muro de 'boxes' mientras el francés le adelantaba. El galo se quedó lívido porque se veía obligado a elevar su nivel a otra dimensión, la del riesgo físico, a la que Senna no parecía importarle. No olvidó aquella jugada.



La bomba explota definitivamente


Entre ambos lograron en 1988 quince victorias en dieciséis carreras, y Senna se llevó el título en el Gran Premio de Japón, humillando a su rival con una remontada espectacular. Pero en la temporada siguiente, Prost estaba dispuesto a desmentir la famosa frase de Keke Rosberg -"Enseñadme un buen perdedor, y te mostraré a un perdedor. Punto"-. Solo hicieron falta dos carreras de 1989 para que explotara la bomba latente desde la temporada anterior.

Gran Premio de San Marino, 1989. Con un segundo y medio de ventaja sobre el resto en entrenamientos Ayrton propuso un pacto: quien llegara primero a la curva de la Tosa ganaba la carrera. Prost aceptó. Senna se colocó primero y el francés le siguió. El grave accidente de Gerhard Berger interrumpió la prueba. En la segunda arrancada fue Prost quien se adelantó pero, al llegar ahora a la Tosa Senna le sorprendió. Para el brasileño aquello no era ya una salida convencional por lo que, según su criterio, el acuerdo tampoco era aplicable.

Dennis obligaría a Senna a disculparse ante Prost. Lo hizo con lágrimas de furia en los ojos. "La Fórmula 1 me obligó a doblegarme como nadie podía hacerlo en mi vida", reconocería después el brasileño. Para hundir más su orgullo, Prost filtró la escena a la prensa. Desde entonces, el ambiente se hizo irrespirable.

La onda expansiva del enfrentamiento mandó a Dennis por los aires. "El desafío era intentar entender sus diferencias negativas, aislarlas, y convertirlas en positivas", explicaba Dennis al respecto. "No soy un consejero matrimonial, pero creo que la guía y el apoyo son palabras a usar cuando se trata de tratar con los pilotos". Les obligaba incluso a volar juntos en el helicóptero para que hablaran entre sí, pero ellos ni siquiera se miraban. En realidad, el pobre Dennis era como aquel desesperado impotente que trataba de tapar con las manos las grietas de una presa.

Cuando en la guerra vale todo

La guerra fue total en la pista y en los medios de comunicación. Senna empezó ganando tres de las cuatro primeras carreras. Prost comenzó a desmoralizarse y abrió una guerra pública contra Honda. A su juicio, el fabricante japonés favorecía a su rival. De hecho, en el seno del equipo veían "a Prost como un piloto de McLaren con un motor Honda, y a Senna como un piloto de Honda con chasis McLaren". Según le explicó el presidente de Honda al francés, "sentía que la nueva generación de ingenieros que trabajaban en los motores estaban a favor de Ayrton, porque él era más el 'samurai', y yo era más la 'computadora'".

En este contexto, llegó el Gran Premio de Estados Unidos. Sus mecánicos se habían echado las manos a la cara, asombrados, cuando vieron el tiempo de Senna para lograr la 'pole'. El brasileño machacaba luego a su rival en las calles de Phoenix cuando, a pocas vueltas del final, inesperadamente, su motor se rompió. Hubo sospechas fundadas de que los ingenieros de Honda, a través de la telemetría, provocaron la avería de Senna en motores hasta entonces irrompibles para no crear más problemas y mantener abierto un campeonato que parecía prematuramente encaminado hacia el brasileño. Prost estaba dispuesto a todo para neutralizarle.

Los meses y años que vinieron a continuación fueron algo que nunca, nunca, lograrán igualar Lewis Hamilton y Fernando Alonso. Lo veremos la semana que viene. Mientras tanto, vuelvan a leer el primer párrafo de esta columna, por favor.

Fuente: El Confidencial

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