miércoles, 28 de marzo de 2012

"Sigue vivo el modelo que nos llevó a la crisis" (Mercados financieros, Bolsa. 63)

El economista Pablo Triana responsabiliza a una ecuación matemática de la crisis financiera porque subestimó los riesgos y permitió un alto endeudamiento:


"Un número nos mató". Pablo Triana (Madrid, 1971), profesor asociado de la escuela de negocios Esade, suelta la frase con toda tranquilidad entre el entrante y el primer plato que sirven un martes en el restaurante del centro en el que imparte clases. Según cuenta en el libro The number that killed us, solo editado en inglés, la culpa de la crisis la tuvo un modelo matemático, el VaR (valor en riesgo), que utilizaban los bancos y fondos de inversión para medir el peligro de sus operaciones. La ecuación, "fácilmente manipulable, subestimaba los riesgos", lo que hizo que las hipotecas basura que se concedían a estadounidenses sin apenas ingresos parecieran seguras. Lo peor llega después de los postres: "El VaR sigue vivo y coleando".
¿Cómo puede una ecuación causar una crisis?
El regulador permitió que el VaR, que al principio se utilizaba para medir riesgos internos, se convirtiera en 1996 en el método que estipulaba el capital mínimo que los bancos comerciales debían tener para sostener sus actividades de trading (compra y venta). Y como el VaR estipulaba que los peligros eran mínimos, permitió que las entidades se endeudaran sin respaldo de capital.
¿Cómo lo hacían?
Compraban paquetes de deuda. Los más tóxicos eran los famosos bonos basura, compuestos de hipotecas cuyo cumplimento por parte del deudor era prácticamente imposible. Eran personas sin trabajo, sin ingresos y sin activos con hipotecas de varios cientos de miles de dólares. Sin embargo, la estadística les atribuía un riesgo casi cero.
¿Por qué?
Se asumía matemáticamente que esos bonos se iban a seguir saldando porque la probabilidad de que dejaran de pagar todos a la vez era mínima, según el VaR. ¿Por qué? Es un modelo que mira al pasado, un pasado selectivo que el usuario elige. Hemos dejado nuestro destino en manos de una hoja de cálculo. Los bancos pueden retocar hasta conseguir el número que más les interesa. Si no has tenido pérdidas antes, el VaR siempre te dice que los peligros son mínimos.
Y justo antes de la crisis no había muchos impagos.
Exacto. Las hipotecas basura no habían sufrido ninguna pérdida hasta ese momento (mediados de 2007).
¿Y por qué les interesaba a los bancos endeudarse?
El capital puede ser difícil de conseguir. Es escaso. Tienes que encontrar a alguien que te dé fondos a cambio de una participación. La teoría financiera dice que el capital es más caro que la deuda porque un accionista tiene menos derechos que un acreedor y, por tanto, te va a pedir una compensación más elevada en forma de dividendos. Endeudarse, en cambio, puede ser muy fácil y barato. Es tentador.
¿Faltaron reglas?
Todo lo contrario. Eso es un mito. Todas las decisiones estaban basadas en la regulación. Es más, en 2004 y después de muchos años de presiones, Wall Street consigue que el regulador estadounidense les permita calcular su capital a través del VaR, ocho años más tarde que a los bancos comerciales. Con lo cual, en el periodo en el que curiosamente reinó el modelo, justo antes de la crisis, entre abril de 2004 y mediados de 2007, los bancos de inversión aumentaron su endeudamiento y acumularon fondos tóxicos.
¿Y ahora?
El VaR sigue vivo y coleando. Los reguladores han llegado a la conclusión de que un sistema de capital bancario basado en ese modelo acaba en desastre. No lo han eliminado, ya que eso habría forzado a preguntarse por qué lo adoptaron, pero le han añadido criterios para que el número que salga no sea tan pequeño como antes de la crisis. Está por ver el resultado."

Fuente: Cinco Días

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