sábado, 14 de julio de 2012

¿Qué haremos cuando solo haya bancos rescatados y empresas subvencionadas?. (Política, Economía. 787)

Pues así es, para nuestra desgracia. El intervencionismo y la planificación estatal de la economía con la continua socialización nos está matando, restringiendo cada vez el crédito, ahogando al eficiente para mantener al subvencionado y el clientelismo, la reducción de inversiones eficientes (empleo y productividad y ahorro futuro), encarecimiento de la factura eléctrica, reducción de la competitividad, incremento de impagos, y por supuesto huída del capital y del inversor extranjero (que tienen prohibido invertir aquí), lo que ahoga nuestra financiación con las consecuencias nefastas que tiene en la economía:


Como bien dice Daniel Lacalle en su artículo:

"“Government's view of the economy could be summed up in a few short phrases: If it moves, tax it. If it keeps moving, regulate it. And if it stops moving, subsidize it”. Ronald Reagan

Mira que había esperanzas puestas en esta semana, pero el comentario en la City es casi unánime. Las medidas para reducir el déficit y las filtradas para el sector eléctrico siguen una misma línea: recaudar del eficiente para mantener al subvencionado. Es fácil, como se defrauda parte del IVA, pues todos los ciudadanos que no defraudan deben pagar por los delincuentes. Como me han robado en casa tengo que quitarle los muebles al vecino para compensar. Una medida que el propio Gobierno comprobó que no funciona con la subida previa del IVA, que generó menor recaudación. Esa medida hubiera sido aceptable si hubiera venido acompañada de recortes inmediatos –no diferidos- en el gasto político que nos asfixia. Pero las grandes subvenciones, administraciones duplicadas, el peso insostenible de un estado hipertrofiado creado a medida de la burbuja inmobiliaria se mantienen por encima de los niveles de pico de la burbuja en 2007 y lo que se recorta se hace levemente y a medio plazo. De las 600 empresas públicas deficitarias que tenían que cerrar, se han cerrado dos. No ‘hurry’. Mientras tanto España se convierte en el cuarto país de Europa con impuestos más altos.

Me dicen que esto es así porque “se confía en las exportaciones” y en que el PIB no caiga “tanto cómo se estimaba”, con lo cual no se hará necesario reducir el peso del Estado, que es –fíjate- “solo” un 50% de la economía.

En mi opinión, corremos el riesgo de seguir los pasos de Portugal. “Hemos hecho los deberes”, decía Gaspar, el ministro de finanzas luso. Sí, todo menos recortar el peso del gasto político. En Portugal el peso del Estado en la economía, consumidor neto de recursos fiscales, se disparó y la prima de riesgo tras los recortes subió de nuevo hasta 885 puntos básicos.



El impacto de rescatar y subvencionar constantemente es brutal porque desincentiva al eficiente, pone en cuestión a las empresas y bancos no problemáticos y hunde la percepción de libertad económica. Pero, sobre todo, porque convierte la actividad de “socializar las perdidas” en habitual, cuando debería ser absolutamente excepcional y limitada a casos de vida o muerte.
Todo ello es importante porque cuando se llega a la situación actual vemos que el “préstamo” para rescatar bancos de 100.000 millones de Europa incluye:

- Una clausula que exige que los bancos con problemas tengan una capitalización (‘core capital’) del 9%. Debemos saber que eso implica un “credit crunch” –se reducirá el crédito aún más- a menos que liberemos recursos financieros que actualmente absorbe el Estado –haciendo a los bancos comprar deuda soberana- y las empresas zombi subvencionadas.

- Exigencia de desinvertir en las participaciones industriales. Si debilitamos a las empresas, las pérdidas latentes -ya enormes- serán extremas.

- Exige la creación de una “agencias de venta de activos problemáticos” -bancos malos- en los que el contribuyente corre el riesgo de que el precio que paga el Estado por esos activos sea “poco ganga”.

Cuando el uso de recursos públicos se destina a rescates y subsidios de manera generalizada y en más sectores ocurre que entre la deuda soberana y los sectores zombis acaparan el crédito, los que pagan impuestos desaparecen por inanición. ¿Y quién queda para crear riqueza cuando hayamos conseguido quedarnos con un país de bancos rescatados y empresas subvencionadas?

Lo mismo ocurre con la regulación eléctrica que se ha filtrado. Como nos hemos pasado diez pueblos planificando como si la demanda fuera a crecer un 2% siempre y dando subvenciones a diestro y siniestro, ahora que se acaba el saldo de la tarjeta de crédito se corre el riesgo de quebrar al sector energético entero, tradicional y renovable, que pasaría a generar pérdidas en generación y distribución en España.

Ya comenté la ristra de errores que hemos sufrido en política energética en mi post “el problema de fijar el precio de la luz en los despachos y no en los mercados”.



Un país que tiene una de las facturas eléctricas más caras de Europa, que subirá un 7% en 2012 si incluimos el nuevo IVA, hundiendo nuestra competitividad, tiene que mantener a la mayoría de las tecnologías con costes injustificados y algún grado de subvención.

Carbón subvencionado, pagos de capacidad, mercado de “restricciones”, primas insostenibles, etc. Sobrecapacidad en todo el parque de generación… Total, el contribuyente paga las subvenciones y los errores de planificación. En EEUU puede quebrar Patriot Coal pero aquí en España nada se cierra y todo se subvenciona.

Si seguimos así nadie va a invertir ni en deuda española ni en el Ibex

Si rescatamos eternamente al ineficiente y a quien genera pérdidas, seguiremos echando al capital. Porque hundimos a los que pagan impuestos, subvencionando a los que los consumen. Hundiendo a las empresas pequeñas y medianas, que generan el 70% del valor añadido en nuestro país, haciendo imposible que crezcan por la legislación más restrictiva, los costes energéticos más altos y la presión fiscal más onerosa posible, para mantener unas veces a un ‘lobby’ y otras veces a otro. Pero lo malo es que ni siquiera se crean empresas fuertes. Como se acaba el dinero de los demás, también los ‘lobbys’ terminan debilitados y sufriendo la voracidad recaudatoria. Perdemos todos. Como en Rusia, pero sin petróleo.



No es casualidad que la bolsa irlandesa se haya comportado mucho mejor que la portuguesa o la griega tras su rescate. Limpiar a los bancos de una sola tacada, hacer los deberes de verdad, tener empresa privadas sin intervención política. Cercenar el gasto.

El Estado no puede pretender guiar y suplantar a la actividad privada. No hay más que ver la rentabilidad media de las inversiones estatales en los últimos ocho años, penosa. Negativa, en media, comparada con el coste de capital.

Los rescates a la banca y las subvenciones improductivas son dos problemas muy similares que derivan de la costumbre de los estados de intervenir en las decisiones económicas y luego “intentar solucionar” con medidas confiscatorias orientadas al bolsillo del que ahorra para corregir los errores de planificación y de clientelismo. Y es muy fácil hacerlo cuando sobra el dinero.

Pero cuando se acaba el dinero de los demás, financiar la subvención, la ineficiencia y el despilfarro implica más deuda. Y, ay, entonces tenemos el problema. Un 320% del PIB en deuda externa privada y pública. Un 20% de la deuda privada total de España en el balance de 15 empresas del Ibex, y en 2014 unas necesidades de refinanciación que acaparan el 35% del total a “colocar” en Europa.

Hay que dejar de intervenir salvajemente. La solución para España no pasa por intentar recuperar ingresos fiscales de burbuja inmobiliaria, como comenté en el Wall Street Journal.

Me dicen que el Gobierno está muy preocupado porque las empresas del Ibex sean compradas. Sin embargo, a golpe de impuestos, de cambios regulatorios e inseguridad jurídica están consiguiendo hacerlas inexpugnables no por caras, o por rentables, sino al estilo ruso, por ineficientes, endeudas, poco rentables y sujetas a los caprichos del Estado tanto por el lado inversor (“hay que construir sí o sí”) como por el lado de los beneficios, que se expropian cada cierto tiempo según las necesidades recaudatorias.

Qué triste es decirlo, pero cada vez hay más fondos que tienen prohibido invertir en España. Yo lo oigo constantemente. “Spain is uninvestable”. Si fuese un miembro del Gobierno me preocuparía menos de intentar “proteger” interviniendo y me preocuparía más de atraer capital."

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