jueves, 1 de noviembre de 2012

‘STOP banca criminal: se prohíbe comercializar estafas’ (Política, Economía. 971)

¿El comienzo de acuerdos para que se prohiba a la banca comercializar estafas? Este acuerdo puede ser sin duda un buen inicio, así como los acuerdos de los propios bancos para acabar con bonus variables fuera de toda razón, y que lleva al beneficio a corto plazo, en lugar de la estabilidad a largo de la entidad:
 
"Ese podría ser, en un gran titular, el contenido del acuerdo de gobierno firmado ayer en Holanda por los liberales y los socialdemócratas en la parte que afecta a la banca. Un pacto que, de acuerdo con la corresponsal de El País en La Haya, “incluye el mayor control sobre los banqueros nacionales visto hasta la fecha. No solo tendrán que firmar un código deontológico de obligado cumplimiento, que de ser vulnerado conllevaría sanción. Tampoco podrán vender productos de dudoso beneficio para sus clientes, como créditos o hipotecas basura. En cuanto a los bonus (bonificaciones en el original), no podrán superar el 20% del salario” (El País, El nuevo gobierno holandés impone a los banqueros un Código Deontológico, 30-10-2012).
 
Está por ver en qué termina esta declaración común de intenciones, que en otros ámbitos incluye cosas tan dispares como la retirada de la candidatura olímpica de Holanda para los Juegos de 2028, la prohibición de espectáculos con animales salvajes en el circo o el retraso de la edad tanto para consumir alcohol y para jubilarse, viva el eclecticismo. Lo que resulta evidente, en cualquier caso, es que detrás de este anuncio hay toda una declaración de intenciones: el nuevo ejecutivo va a convertir la regulación de la actividad bancaria en un casus belli durante su mandato, una actitud que augura capítulos de enjundia en el futuro inmediato. Razones en las que apoyarse no le van a faltar, tanto reales como envueltas en los ropajes de la demagogia. Eso seguro.
 
Se podría caer en la tentación de creer que se trata sin más de una reacción populista ante la desafección del electorado local, harto de su clase política y de los continuos procesos electorales (¿les suena?). Pero no es solo eso, qué va. Ni mucho menos. Miren, si no, el anuncio realizado el lunes por Lloyds Bank, a donde fue a parar el antiguo capo del Santander en Reino Unido, Antonio Horta-Osorio: a partir de ya, no existirá incentivo económico alguno para la comercialización de productos financieros por parte de su red, una decisión en las antípodas de la estrategia de su antigua casa. Y queda en el aire el cobro de la parte variable de su salario por parte de los directivos más senior de la institución (FT Alphaville, Lloyds dips toe in only-salary-based pool, 29-10-2012).
 
¿El motivo? La entidad ya ha tenido que provisionar en sus cuentas 5.625 millones de euros para hacer frente a las responsabilidades derivadas de malas prácticas comerciales de sus empleados, una cifra que duplica la de cualquier otra firma en las Islas y que se podría ver aumentada en la presentación de resultados de este jueves, que Todos los Santos le amparen. Muchos son los productos que hay que vender para obtener esa cuantía indemnizatoria. Si a ello se une un coste reputacional y de relación con los clientes, en muchos casos irreparable y que va más allá del mero impacto en el beneficio, no es de extrañar que comience a imponerse la tesis de que, al final del camino, la mala praxis no solo no compensa sino que ha de ser desterrada.
 
Al igual que en Estados Unidos el problema para cotizadas como Bank of America o Citigroup se ha centrado en el mercado hipotecario (V.A., Gente que paga tres billones de pesetas para evitar ser investigada, 10-02-2012 y Un ejemplo para Bankia: la heroína que venció a Citigroup, 15-06-2012), en el caso británico el mayor problema radica en los PPI o Payment Protection Insurances, seguros opcionales ante el riesgo de impago de un crédito, vendidos de forma generalizada como obligatorios. Ha sido el propio supervisor el que se ha puesto al frente de la denuncia, de modo tal que lo que comenzó con un quebranto estimado para la banca de 2.000 a 5.000 millones de euros, va ya por los 8.100 efectivamente desembolsados. Y la broma puede llegar a los 18.750, sobre unas ventas entre 2001 y 2010 de 42.500, de acuerdo con los últimos cálculos de J.P. Morgan (FSA, How to claim for mis-sold PPI). Vamos, igualito que aquí.
 
Se trata, en palabras del Financial Times –los testimonios incluidos en la pieza ponen los pelos de punta-, de deshacer una estructura de compensación que durante años ha convertido a los clientes en meros objetivos comerciales a los que engatusar, forzar o engañar (Financial Times, PPI payback bill to pass 10 bn., 28-10-2012). Y todo ello sin que la organización vea alterada su actividad por la ausencia de otros baremos objetivos de valoración de los empleados y/o la fuga de talentos, un riesgo tanto mayor cuanto se trata, de momento, de la decisión de un elemento aislado del sistema financiero. Sea como fuere, un cambio radical respecto al statu quo en general y la perversa fórmula de enriquecimiento a corto, no importa cómo, existente hasta hace bien poco como estándar industrial.
 
¿Estamos ante un mero espejismo o se abre realmente este melón? Suena demasiado bonito para ser cierto, especialmente si se tiene en cuenta dónde han quedado iniciativas similares en el pasado. Pero por soñar que no quede, ¿no creen? De hecho, ayer mismo, preguntando a algunos ex colegas del mundo bursátil sobre la escabechina que se estaba produciendo en UBS, donde a 10.000 empleados se les invitaba a irse a la calle con dos meses de sueldo y poco más, los pocos con ánimo para decir algo me contestaban: "los client-centric se salvan, los screen-centric salen". ¿Se estará operando un milagro? Su turno."
 
Fuente: Cotizalia

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