jueves, 6 de diciembre de 2012

El sector privado sigue su ajuste mientras crece el crédito a las Administraciones Públicas españolas. (Política, Economía.1063)


Una realidad palpable cuyas consecuencias son dramáticas para la sociedad, el empleo, la sostenibilidad del sistema y el poder adquisitivo de los ciudadanos:

Un artículo de Diego Sanchez de la Cruz:

"Ya hemos explicado en ocasiones anterior el efecto “crowding out” que está viviendo España. Este fenómeno económico se produce cuando la capacidad de inversión y financiación de las empresas se reduce debido al crecimiento de la deuda pública. Así, entre enero y septiembre de 2012, mientras el crédito al sector privado se redujo en 81.000 millones de euros, las Administraciones vivieron un incremento superior a 31.000 millones.
El mes de octubre de 2012 ha sido especialmente duro en este sentido para las empresas españolas. La financiación a la que han podido acceder las sociedades no financieras ha experimentado una caída interanual del 6,8%. Nunca desde el comienzo de la crisis se había producido una caída tan significativa. Algo similar ocurre en la financiación a los hogares: el desapalancamiento de las familias españolas sigue adelante debido a una caída interanual en su financiación equivalente al 4,2%.
Como España necesita purgar los excesos de su burbuja productiva, la reducción de la deuda privada podría interpretarse a priori como una realidad con ciertos aspectos positivos. No obstante, la realidad es muy diferente: la financiación que pierde el ámbito privado la está absorbiendo el Estado para aumentar la deuda de las Administraciones.
Eventualmente, esa deuda excesiva que asume el sector público acabará siendo volcada sobre el sector productivo de la economía. Esto significa que familias y empresas sufragarán vía impuestos las consecuencias del aumento del gasto público. Por desgracia, estas obligaciones se unirán a la sequía crediticia generada por ese aumento del endeudamiento estatal, y la riqueza del sector privado seguirá mermándose.
En los últimos cuatro años, la deuda del sector privado se redujo en 175.000 millones de euros mientras la del sector público creció en más de 400.000 millones. Como las familias y las empresas anticipan que esas nuevas obligaciones de las Administraciones impedirán una rebaja de la presión fiscal, el sector privado seguirá instalado en una “economía de guerra”, reduciendo deuda y acumulando ahorro… pero minimizando la inversión y el consumo de forma drástica.
¿Qué podemos hacer para evitar este escenario? En esencia, reducir de forma importante el gasto público, fijándolo en niveles de entre el 30% y el 35%, al hilo de la tendencia recaudatoria de los últimos años. De esta forma, el Estado no necesitará endeudarse para cubrir nuevos déficits presupuestarios, y la progresiva caída del endeudamiento público permitirá que familias y empresas puedan captar la financiación que hoy les falta. Eso sí: el sector privado español debe reducir su vínculo con los bancos y desarrollar mejor sus mercados de capitales para evitar en el futuro que las crisis financieras tengan un impacto tan fuerte en la estructura productiva del país."

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