domingo, 16 de diciembre de 2012

La consecuencia del expolio creciente que nos someten los gobiernos: Gerard Depardieu renuncia a su pasaporte francés. (Política. Economía. 1086)

El célebre actor francés responde ante las críticas suscitadas por fijar su residencia en Bélgica tras el expolio fiscal del gobierno francés, que como en otros tantos lugares, lejos de reducir deudas y gastos siguen incrementándolos subiendo impuestos y ahogando a ciudadanos, trabajadores y empresas, con consecuencias funestas para la economía y el empleo.

Y por eso es tan importante la competencia fiscal entre países (algo que pretenden eliminar desde el ámbito político), y es que una irresponsable gestión y el abuso de autoridad imponiendo por medio de la violencia y la coacción (monopolio que tienen los gobiernos) impuestos o medidas prohibitibas y explotadoras, tienen implicaciones tales como la fuga de capitales-trabajadores-empresas hacia otros regímenes más libres (con lo que eso supone para el empleo, el crecimiento económico...) poniendo freno o desaconsejando actitudes de este tipo a los gobiernos de turno (que aplican de manera populista y vendiéndolos muy bien al electorado). El eliminar esta libertad y competencia fiscal conllevará a locuras políticas y expropiadoras sin límite con consecuencias funestas para la sociedad, que no tendrá libertad ni posibilidad alguna de rebelarse ante tales robos:

Como informa El País:

"El actor francés Gérard Depardieu, indignado por las críticas recibidas después de que se supiera que traslada su residencia a Bélgica por razones fiscales, ha decido renunciar a su pasaporte y a la tarjeta de la seguridad social -“que nunca he utilizado”-, según afirma en una carta abierta publicada hoy por Le Journal du Dimanche y dirigida al primer ministro, Jean-Marc Ayrault. Depardieu afirma que “desgraciadamente" ya no tiene nada más que hacer en Francia y que, aunque seguirá “amando” a los franceses, se va del país porque los socialistas "consideran que el éxito, la creación, el talento, y en realidad la diferencia, tienen que sancionarse".

Ayrault criticó esta semana en términos muy duros a Depardieu, diciendo que era “despreciable” que el actor, de 64 años, fijase su residencia en el pueblo belga de Néchin, a un kilómetro de la frontera francesa, donde se ha comprado una casa y donde viven un 28% de franceses, muchos de ellos por razones fiscales.

“Ya no tenemos la misma patria”, escribe Depardieu en su carta, “soy un verdadero europeo, un ciudadano del mundo como me lo inculcó siempre mi padre". Con 42 años de carrera y 170 películas, el actor, una de las glorias del cine francés, recuerda que empezó a trabajar a los 14 años en una imprenta, luego como mozo de almacén, después como artista, y que siempre ha pagado sus impuestos: “¿Quién es usted para juzgarme así?”, pregunta.

“Yo no me meto con los que tienen colesterol, hipertensión, diabetes o demasiado alcohol, o contra los que se duermen cuando van en moto: soy uno de ellos, como tanto les gusta repetirlo a sus queridos medios de comunicación", añade Depardieu, antes de concluir que no ha "matado nunca a nadie" ni desmerece como empresario que da trabajo a 80 personas.

El actor, que ha puesto en venta el lujoso dúplex con jardín de 1.800 metros cuadrados del distrito VI de París por 50 millones de euros, explica también que sus razones para cambiar de residencia "son numerosas e íntimas" y se queja de que personas “más ilustres” que él "se han expatriado o se han ido" de Francia sin que haya habido “la misma saña” contra ellos.

El presidente François Hollande anunció durante la campaña para su elección -durante la cual Depardieu apoyó a su rival, el conservador Nicolas Sarkozy- que crearía un impuesto del 75 % para las rentas superiores al millón de euros, y aunque la medida todavía no se ha aprobado su Gobierno ha subido los impuestos a los más ricos y eliminado diversas exenciones fiscales que favorecían a los grandes patrimonios.

Depardieu afirma que en 2012 ha pagado el 85% de impuestos sobre sus ingresos y que en 45 años de trabajo ha pagado 145 millones de euros, y concluye: “A pesar de mis excesos, mi apetito y mi amor por la vida, yo soy un ser libre, Monsieur, y seguiré siendo educado”."

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