jueves, 27 de diciembre de 2012

La Sanidad (pública) es un negocio. (Salud, Educación. 129)

Por mucho que se intente convencer de lo contrario y emplearse como argumento contra la sanidad privada, la Sanidad pública también es un negocio, vaya que si lo es, como bien se explica aquí:

"La Sanidad (pública) es un negocio para los médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, personal administrativo, arquitectos que diseñan los hospitales, constructores, proveedores de todo tipo material, farmacéuticas, conductores de ambulancia… Es un negocio incluso para los empleados de la cafetería, del quiosco, la empresa de seguridad, para quienes hacen el mantenimiento informático de los sistemas o los limpiadores que mantienen a las bacterias alejadas de los suelos. A su alrededor también se generan negocios como cafeterías alternativas para los familiares, floristerías, parkings privados, taxis que traen y se llevan visitas… Y un sinfín de beneficiados más que seguramente me dejo en el tintero -en realidad, en el teclado- y cobran más allá de sus necesidades vitales para poder atender en condiciones a los pacientes.
Un negocio del que por decreto quedan excluidos los dueños y empresarios del hospital ya que “no se puede hacer negocio con la salud”. Los funcionarios/médicos cobran -y no poco- por lo que ellos sí tienen derecho a beneficiarse de las enfermedades que padece la gente. Si no fuera así se trataría de un trabajo voluntario no remunerado o, como mucho, tendrían un sueldo para satisfacer las necesidades basales de estos benefactores altruistas de la sociedad.
¿Por qué algunos políticos se empeñan en mantener que la Sanidad pública no es un negocio? Lo es y en muchos casos estos mismos políticos se benefician a través de una simpática concesión, un contrato público, la recalificación de terrenos o, directamente, gestionando las instalaciones. Interferencias burocráticas que no existirían en un sistema de sanidad libre y voluntario en el que los beneficios de la sanidad los repartiera el mercado y no el político de turno.
La sanidad pública tiene un coste -altísimo- que pagamos los contribuyentes obligatoriamente, la usemos o no (salvo si somos funcionarios) y el egoísmo mueve a todos sus profesionales a atender a los pacientes. Que nadie se alarme, no hay nada de malo y es normal que el mercado demande médicos con buenos salarios.
No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo: ni les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas.
Adam Smith, La Riqueza de las Naciones"
Fuente:  Roselló Arrom

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