jueves, 17 de enero de 2013

¿Dónde está la inflación? (Economía, Política. 1.166)


Un interesante artículo sobre los efectos de las políticas expansivas sobre la inflación, el error (interesado) de quitar de la "cesta" de cálculo distintos productos con la excusa (falsa) de que no tienen que ver con la política monetaria y los efectos negativos que tienen sobre el poder adquisitivo, especialmente de los más pobres:

"Los críticos de la escuela austriaca de economía han estado lanzando venablos a austriacos como Robert Murphy porque hay muy poca inflación en la economía. Por supuesto, estos críticos están hablando del concepto de la corriente principal del nivel de precios medido por el Índice de Precios del Consumo (es decir, el IPC).
Ignoremos los problemas del concepto del nivel de precios y todos los problemas técnicos del IPC. Ignoremos además el hecho de que esto tiene poco que ver con la teoría austriaca del ciclo económico (TACE), como les gustaría sugerir a los críticos. La idea básica de que más dinero, es decir, inflación, genera precios más altos, es decir, inflación de precios, no es una opinión exclusivamente austriaca. Es una opinión muy antigua y sostenida de forma común por economistas profesionales y se incluye en casi todos los libros de texto que he examinado.
A esta opinión común se la llama a menudo la teoría cuantitativa del dinero. Solo economistas con una ideología mercantilista o keynesiana cuestionan esta opinión. Sin embargo, solo los austriacos pueden explicar el dilema actual: por qué la impresión masiva de dinero por los bancos centrales del mundo no ha generado precios más altos.
Economistas austriacos como Ludwig von Mises, Benjamin Anderson y F.A. Hayek vieron que los precios de las materias primas fueron estables en la década de 1920, pero los demás precios de la estructura de producción indicaban problemas relacionados con la política monetaria de la Reserva Federal. Mises en particular advertía que la política de “dólar estable” de Fisher, empleada en la Fed iba a tener graves ramificaciones. Sin las políticas de dinero fácil de la Fed de los felices veinte, los precios habrían caído a lo largo de esa década.
Así que fijémonos en los precios que ignoran la mayoría de los economistas y vemos lo que encontramos. Hay algunos precios evidentes a los que mirar, como el del petróleo. A los economistas de la corriente principal en realidad  no les gusta mirar los precios del petróleo, quieren que se quiten del IPC, junto con los precios de los alimentos. Ben Bernake dice que los precios del petróleo no tienen nada que ver con la política monetaria y que están gobernados por otros factores.
Como economía austriaco, yo especularía que en una economía de libre mercado, sin banco central, el precio del petróleo sería estable. Especularía además que en la economía real con un banco central el precio del petróleo sería inestable y que los precios del petróleo reflejarían la política monetaria como conjetura la TACE.
Es decir, los tipos de interés artificialmente bajos generados por la Fed animarían a loa empresarios a empezar nuevos proyectos de inversión. Esto a su vez estimularía la demanda de petróleo (donde la oferta es relativamente inelástica), llevando a precios más alto en el petróleo. Como todos estos empresarios tendrían que pagar precios más altos en petróleo, gasolina y electricidad (y muchas otras entradas) y como sus clientes rebajarían la demanda de los bienes de los empresarios (para pagar una gasolina más cara), algunos de los nuevos proyectos de inversión pasarían de ser rentables a no serlo. Por tanto, veríamos los precios del petróleo subir en un auge y caer durante el declive. Es más o menos cómo funcionan las cosas, como se ve a continuación.
Como podéis ver, el precio del petróleo fue muy estable cuando estábamos en el pseudopatrón oro. Los datos también muestran una dramática inestabilidad durante el patrón dólar fiduciario de papel (después de 1971). Además, en general, el precio del petróleo se mueve en general como sugerirían los austriacos, aunque la política monetaria no sea el único determinante de los precios de este y evidentemente no hay una relación numérica estable entre las dos variables.
Otra materia prima que es notable por su alto precio es el oro. El precio del oro también aumenta en el auge y cae durante el declive. Sin embargo, como la última recesión acabó oficialmente en 2009, el precio del en realidad se ha doblado. La política de tipos de interés cero de la Fed ha hecho que el coste de oportunidad del oro sea extraordinariamente bajo. La inyección monetaria masiva ha creado una enorme subida en el precio del oro. Sin sorpresas.
En realidad, los precios de las materias primas aumentaron en todos sus rubros. El Índice de Precios de la Producción para materias primas muestra un patrón similar al del petróleo y el oro. El IPP de materias primas fue más estable durante el pseudopatrón oro con más volatilidad después durante el patrón papel fiduciario posterior a 1971. El índice tiende a repuntar antes de una recesión y luego a retroceder durante y después de esta. Sin embargo, el IPP de materias primas ha vuelto a niveles  máximos históricos.
Los precios altos parecen ser la norma. La bolsa y los mercados de bonos de EEUU están en máximos históricos o cerca de ellos. Los terrenos agrícolas en EEUU están en máximos históricos. El mercado del arte contemporáneo en Nueva York está en auge con ventas récord y precios altos. Los mercados inmobiliarios en Manhattan y Washington DC están ambos en máximos históricos, como predecirían los austriacos. Después de todo, allí se crea el dinero y es el lugar en el que mucho de este se inyecta en la economía.
Esto ni siquiera considera cuáles serían los precios si la Fed y los bancos centrales mundiales no hubieran actuado como lo hicieron. Los precios de las viviendas serían inferiores, los precios de las materias primas serían inferiores, el IPC y el IPP serían negativos. Las familias de renta baja habrían visto un aumento en su nivel de vida. Los ahorradores tendrían un rendimiento decente en sus ahorros.
Por supuesto, la bolsa y el mercado de bonos también mostrarían precios significativamente más bajos. Las acciones de los bancos se desplomarían y los bancos malos cerrarían. Financieras, fondos de capital riesgo y bancos de inversión habrían colapsado. Los inmuebles en Manhattan estarían en el pozo. El mercado para gestores de fondos, operadores de fondos de capital riesgo y banqueros se evaporaría.
En otras palabras, lo que decidió hacer la Fed acabó haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Si no se hubieran embarcado en la política monetaria más extrema y heterodoxa que se recuerda, los pobres habrían experimentado un aumento relativo en su nivel de vida y los ricos habrían experimentado una disminución colectiva en su nivel de vida.
Hay otras razones importantes por las que los precios del consumo no han crecido al tiempo que la oferta monetaria al ritmo drástico de petróleo, oro, acciones y bonos. Parecería que las políticas inflacionistas y keynesianas seguidas por EEUU, Europa, China y Japón han generado un entorno económico y financiero en el que los banqueros temen prestar, los empresarios temen invertir y todos temen las divisas con las que se ven obligados a resistir.
En otras palabras, la razón por la que las predicciones de inflación de precios no se materializaron es que las recetas políticas keynesianas como rescates, paquetes de estímulo e inflación monetaria masiva han dejado de funcionar y en realidad han ayudado a destrozar la economía.
Publicado el 16 de enero de 2013. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí."
Fuente: Mises Hispano

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