sábado, 25 de mayo de 2013

Sí, se pude (bajar impuestos) (Política, Economía. 1.618)

Victor Alvargonzález defiende la necesidad de bajar impuestos, que por supuesto que es posible si va acompañado de una bajada del gasto público y del tamaño del Estado, con las implicaciones que ello tendrá en la prima de riesgo (millones menos a pagar en intereses), el consumo, la creación de empleo...:

"No quería que este post coincidiera con la reciente intervención en televisión del ex presidente Aznar. Y no porque tenga nada en su contra, sino porque la importancia que le doy al tema fiscal para una recuperación económica en España es muy anterior al debate que ha generado la entrevista. Es más, en mi último post (antes de la entrevista) ya avanzaba que el siguiente iba a ir de impuestos.

Porque lo haya dicho o no el Sr. Aznar, este asunto no solo es importante: es urgente. Y en eso coincido con él. Así que dejémonos de matices y vayamos al grano: España tiene que plantearse ya mismo una bajada de impuestos, bajada que, obviamente, deberá ir acompañada como compensación de una reducción de igual magnitud de gastos del Estado.

Una parte de la reducción de gastos ya nos la han dado los mercados. Por cada 200 puntos básicos que baja la prima de riesgo española, el Estado se ahorra 2.000 millones de euros anuales. Más o menos lo que esperaban recaudar con la última subida del IVA. Pues la prima de riesgo ha llegado a estar en el entorno de los 650 puntos básicos y ahora estamos en 290. Así que hagan los primeros números. El proceso es sencillo: según baja la prima, mejor y a menor tipo de interés colocamos nuestra deuda. Por lo tanto, ese margen, ese ahorro, ya está ahí (sugiero lean De círculo vicioso a círculo virtuoso si les interesa cómo funciona el proceso).

Por supuesto que hay que ponerle su parte de la medalla al gobierno porque la prima de riesgo esté donde está, pero a quien hay que ponérsela de verdad es a los españoles, porque quien ha puesto la parte del león para el saneamiento de las finanzas públicas que ha propiciado la bajada de la prima de riesgo han sido los ciudadanos, no el aparato del Estado. Hay más impuestos y menos prestaciones sociales, pero no menos políticos, ni estos han vendido los palacetes en los que -se supone– trabajan ni ha habido un cambio centralizador o federalista serio.

También es cierto que Bruselas ha ampliado los plazos de cumplimiento de los objetivos de déficit, pero yo estoy de acuerdo con el Gobierno en no utilizar ese margen para hacernos los remolones, porque entonces volvería a subir la prima de riesgo, y mantenerla baja, o incluso bajarla más, es la base de todo el proceso de recuperación económica de nuestro país (lean, insisto, De círculo vicioso a círculo virtuoso para una mayor explicación).

Lo que yo propongo es mucho más conservador y ortodoxo: sigamos saneando las finanzas públicas, aprovechemos los nuevos plazos que nos han dado para asegurarnos que somos de los primeros de la clase (más bajada de la prima y mejor financiación del Estado y de las empresas españolas), pero empecemos a repartir la carga de forma que el régimen se aplique gradualmente más a la grasa que al músculo, pues esto último es lo que se está haciendo hasta ahora.

En España el músculo son las clases medias y medias altas, que son las que tienen una buena capacidad de consumir. Y resulta que la economía española es en su gran mayoría consumo interno. Quitando el turismo y algo de exportación, el crecimiento español a corto plazo solo puede venir por un aumento del consumo interno. Claro que nos gustaría que no fuera así, que fuéramos como Alemania, que depende mucho más de la exportación, o que tuviéramos otro modelo económico (mi propuesta la hice el fin de semana pasado en Valencia, paradigma de la solución y el problema de España y anteriormente en España centro de negocios), pero tanto uno como otro modelo, que son compatibles, llevarían años, quizá décadas, en implementarse. Para crecer y crear empleo aquí y ahora solo hay una opción: reactivar el consumo interno. Por supuesto que ayuda que los rusos compren casas en Levante o que exportemos más, pero eso, comparado con el consumo interno, son peanuts como dicen los ingleses. O el chocolate de loro, como decimos aquí.

El argumento de que no podemos tocar ya los impuestos se basa en que si los bajamos no cumplimos con nuestros socios (la UE) y nuestros acreedores (los mercados). Pero hay otra forma de ver el asunto. Ciertamente si nos limitamos a bajar los impuestos no les iba a gustar nada y se dispararía la prima de riesgo. Pero pensemos diferente (¡cuánto cuesta pensar diferente!): nuestros socios y nuestros acreedores nos exigen que reduzcamos el déficit, pero a ellos no les importa cómo lo hagamos. En otras palabras: si reduciendo el aparato del Estado nos ahorramos, por ejemplo, 10.000 millones de euros, y en paralelo reducimos la avidez recaudatoria del IRPF en la misma medida, el resultado neto es el mismo. Y seamos realistas: eso es perfectamente posible. A mí, como economista, me da igual que sea volviéndonos un estado federal o un estado más centralizado. Mientras en lugar de mantener tres administraciones pasemos a dos eficientes y reducidas, me conformo. Y les aseguro que 10.000 millones es una cifra conservadora si metiéramos esa tijera. A partir de ahí se reducen a la mitad el número de políticos de todo tipo y el aparato que les acompaña y se cierran instituciones públicas duplicadas que no se sabe para qué sirven. Por ejemplo, ¿para qué sirve el Instituto Nacional de la Juventud, con sede en la mejor zona del Paseo de la Castellana de Madrid? En definitiva, se reduce el tamaño del Estado.

Es verdad que no podemos bajar impuestos ahora mismo, pero a nuestros socios y acreedores les da igual que cumplamos sea cargándonos la capacidad de consumo de la familia Fernández (él ejecutivo, ella médico, por ejemplo) -gran error- que cerrando el Senado –gran acierto-, o reduciendo a diez los 300 senadores que hay allí y que nadie sabe muy bien a qué se dedican. (Por cierto: el otro día era pavoroso ver cómo, mientras se explicaba el ministro Wert, se veía cómo literalmente dormía a pierna suelta el senador de la bancada de atrás. ¡Y estaba al lado del ministro! No quiero imaginar lo que se vería si enfocaran toda la cámara).

¿Realmente, qué es mejor mantener esa pantomima de Cámara Alta o ayudar a reactivar el consumo de los cientos de familias Fernández que hay en España? Porque los Fernández, si les bajan los impuestos, van a consumir. Y ahí entramos en el círculo virtuoso: los Fernández consumen y al consumir generan indirectamente puestos de trabajo, porque lo que genera puestos de trabajo es la demanda, y en España la demanda interna. La reforma laboral es positiva y es importante, pero es la segunda derivada. Primero, el empresario ve que aumenta la demanda y luego se anima a contratar porque sabe que no se casa para toda la vida con el empleado. Pero en este caso es primero el huevo (la demanda) que la gallina (la tranquilidad de que si van mal las cosas no tienes un bloque de cemento y una cadena en la pierna que te impida cerrar el chiringuito).

No voy a ser demasiado incisivo y analizar qué habría pasado si hace un año el Gobierno hubiera presentado ese plan de ahorro de gastos improductivos y reestructuración del Estado. Para mí que la bajada de impuestos sería posible hoy mismo, considerando el ahorro en el pago de intereses gracias a la bajada de la prima de riesgo. E insisto: no hablo de despedir ni de bajar el sueldo a funcionarios. Estamos hablando de políticos, del aparato que les acompaña, de instituciones que no aportan nada y de la venta de empresas públicas, y en una venta de una empresa se pueden pactar los compromisos de empleo. Pero es más: una economía liberada de grasa corre, es decir, crea empleo porque permite que se desarrolle el músculo (pymes, consumo…), lo que compensa la pérdida de empleo público de mi propuesta, que, en todo caso, sería limitada en lo que al débil –el funcionario– se refiere.

Pero lo que hace palmario el argumento es lo que ha pasado en los EE.UU. ¿Se acuerdan ustedes del temido fiscal cliff? ¿El abismo fiscal (que no es abismo, que es acantilado, que abismo es abyss, pero no vamos a entrar en temas de traducción? ¿Ese momento en el que si se superaba determinado nivel de déficit se aplicaban recortes automáticos de gasto (allí no se andan por las ramas)? ¿Saben lo que ha pasado? Que gracias al aumento de ingresos fiscales que ha generado el aumento del empleo, consecuencia a su vez del crecimiento económico, el abismo se ha diluido. Literalmente. Como un azucarillo. De momento, con seguridad hasta el mes de agosto, pero al ritmo que va la economía USA y de algunos recortes automáticos –y no tan automáticos- de gasto que se produjeron, el problema va camino de una solución casi automática. Así que tomen nota señores políticos: reduzcan Estado y bajen los impuestos. Verán que bien nos va. Que los españoles tendremos muchos defectos, pero, como le decía yo el otro día a un amigo propietario de una cadena de restaurantes, al día siguiente de que les bajen la retención en la nómina, los españoles saldrán a celebrarlo. Y ese será el primer día del fin de la crisis.
El próximo día volveremos a hablar de mercados. "

Fuente: Cotizalia

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