sábado, 29 de junio de 2013

Un español, responsable del hundimiento de los mercados. (Mercados financieros, Bolsa. 175)

Jaime Caruana, director general del Banco Internacional de Pagos, manda un "recado" a los Bancos Centrales sobre la estrategia llevada a cabo en política financiera y sus grandes riesgos (y por tanto responsabilidad) sobre la estabilidad financiera mundial, algo más que evidente, aunque choca que venga dicho mensaje de donde viene:

"Con motivo de la presentación de su Informe Anual por parte del Banco Internacional de Pagos de Basilea, su director general, el español Jaime Caruana, ha lanzado un torpedo -en forma de discurso- a la línea de flotación de la estrategia de los bancos centrales (BBCC) en los últimos años, al acusarlos de forma explícita de poner en peligro la estabilidad financiera a nivel mundial y pedir abiertamente el fin de sus políticas de crecimiento incontrolado de balance.
 
Un mensaje tanto más sorprendente cuanto, como es sabido, los miembros del BIS son, precisamente, hasta un total de 60 instituciones supranacionales distintas representadas por los Ben BernankeMario DraghiHaruhiko Kuroda y demás gobernadores relevantes que en el mundo hay; que se ha lanzado, para que no haya dudas, coincidiendo con la Asamblea Anual del pasado domingo, a la que están todos obligados a acudir personalmente o de forma delegada; y que, además, se produce de forma simultánea a la prolongación del mandato del exresponsable del Banco de España por cuatro años más, hasta 2017, año en el que alcanzará su edad de jubilación. Alguno se estará frotando el mentón al conocer su particular agradecimiento.
 
Las ocho páginas de su intervención parten de un titular ya de por sí provocador: "Making the most of borrowed time". Un encabezamiento muy bien explicado por el final de la primera de las tres partes en las que se divide el texto, la que hace referencia a la cruda realidad económica en buena parte del mundo desarrollado y emergente después de seis años de intervenciones sin descanso por parte de sus asociados: distorsión en el precio de los activos financieros, ingeniería contable versus inversión real y "recuperación dubitativa, frágil y desigual".
El prólogo ocupa las dos primeras páginas y su lectura resulta imprescindible. Concluye de la siguiente manera:
En resumen, el balance entre costes y beneficios de esta expansión monetaria sin precedentes se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. Entramos en el tiempo extra, que ha de ser utilizado para restaurar los principios que aseguren un crecimiento sólido a largo plazo.
No sé cómo la prensa en general lo ha podido interpretar más como un traspaso de la responsabilidad a los Gobiernos que como una severa autocrítica y, por ende, un serio aviso a navegantes. Lo veremos en detalle un poquito más abajo. De hecho, si alguno tenía dudas de que la música puede dejar de sonar en un futuro no muy lejano, estos diez párrafos deberían disipárselas por completo. The time has come. Los mercados no han tardado en reflejar tal convencimiento, con desplomes generalizados a lo largo del día del lunes.
 
Sigamos.
 
A partir de esta introducción, Caruana desgrana a lo largo de cuatro puntos qué se debe hacer a juicio del organismo que gestiona, no sin antes recordar que "en la medida en que los estímulos se mantienen, la vuelta a la normalidad se hace más complicada, se incrementa la volatilidad y se empeora la asignación de capital". ¿Les habíamos hablado alguna vez de represión financiera y los riesgos derivados de su permanencia en el tiempo?Voilà, hora de confesiones.
Lo que toca según el BIS es, a saber: reducir la dependencia de la deuda, especialmente en aquellos estados que están viviendo una ‘peligrosa ilusión’ de bajos tipos de interés debido precisamente a la actuación de sus bancos centrales (página 3, antepenúltimo párrafo); mejorar la productividad laboral a través de las correspondientes reformas, que muchos Gobiernos han retrasado "gracias a que los BBCC han reducido la urgencia de su necesidad (…) queda casi todo por hacer" (página 5, segundo párrafo y final del tercero); terminar el saneamiento del sector financiero, evitando en la medida de lo posible "el uso de fondos públicos, los subsidios y el riesgo moral": ¡alerta depositantes! (página 6, segundo párrafo); fijar límites a la actuación de los propios bancos centrales que han llevado a cabo "medidas impensables hace sólo cinco años" (página 7, segundo párrafo).
 
¿Aún incrédulos de que la crítica sea el fondo de la alocución dominical? Lean estas líneas que resumen el ataque frontal que Jaime Caruana realiza a lo sucedido hasta ahora de la mano de esos lobos con piel de cordero en que se han convertido sus miembros, por más que en las conclusiones trate de suavizar su discurso. Último párrafo de la página 7 en su tenor literal:
Nadie sabe cómo van a desandar lo andado los bancos centrales, ni las consecuencias de su repliegue. Sea como fuere, requerirán de grandes dosis de implementación y comunicación. Cierto, disponen de más herramientas que hace seis años. Pero, llegada la hora, necesitarán de una enorme flexibilidad para usarlas como mejor convenga. Y tendrán que tomar decisiones con mucha menos certidumbre de la que desearían ya que la seguridad es enemiga de la eficacia. Cuanto mayor sea su papel actual en las respectivas economías, más difícil será reconducirlo.
¿Cuánto? El propio BIS calcula que una subida de 300 puntos básicos en la curva de tipos de Estados Unidos infligiría pérdidas a los tenedores de bonos USA equivalentes a un 8% de su PIB. Nada comparado, por cierto, con el 35% de Japón. En 1994, última gran sangría en la renta fija soberana, el repunte fue de 200 bps… Pero, ojo al dato, el ritmo de liquidación actual -venta de deuda, aumento de rentabilidad- es mayor que el que se produjo entonces. Glaps.
 
El enemigo en casa, se llama esto, ¿no creen?"

Fuente: Cotizalia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Twittear