lunes, 29 de julio de 2013

Las CCAA crean 27 veces más consorcios que el Estado para disimular la deuda. (Política, Economía. 1.787)

Siguen los despropósitos y la tomadura de pelo al ciudadano por parte de las Administraciones Públicas, a través del saqueo del dinero del contribuyente. 
Otro buen ejemplo son los Consorcios, que permiten esconder la deuda pública, a la vez que crear y colocar a allegados con empleos artificiales (que destruyen bastantes más empleos en el ámbito privado). 

Nuevas dosis de despilfarro (muchos la llaman austeridad) que se dispara en los Gobiernos Autonómicos (569 al inicio del 2013) y que se mantienen incluso para actividades acabadas año y años atrás (Exposición Universal de Zaragoza 2008, Consorcio Año Jubilar 2010 en Murcia...) y es que además, con datos oficiales, el 40% de los mismos ni siquiera tiene una función específica (salvo exprimir la vida del ciudadano, reduciendo al máximo su renta disponible para el buen vivir de una gente con recursos que no son suyos). 

Artículo de El Economista:
"Dentro de la tupida maraña de organismos que los Gobiernos autonómicos han creado a su alrededor hay un protagonista indiscutible: el consorcio. Su peso en la Administración regional continúa siendo apabullante, pese a los recortes que Hacienda ha obligado a hacer en los últimos años.
Según el recuento más actualizado (a 1 de enero de 2013) suman 569, casi tantos como las sociedades mercantiles (encargadas de prestar servicios públicos) y un número 27 veces superior al que es propio de todo el Estado (donde no pasan de 21).
En términos relativos se nota todavía más hasta qué extremo asumen primacía, puesto que en los consorcios empieza y acaba aproximadamente el 30% del entramado institucional autonómico. En lo que respecta al Estado ese porcentaje se queda en el 5%.

Sus ventajas

A la hora de buscar las causas de su éxito, los expertos consultados lo tienen claro: resultan muy útiles para que se incremente el endeudamiento público de una forma solapada, dado que la ley no obliga a que se este pasivo se consolide, es decir, figure en los presupuestos anuales que cada Ejecutivo debe elaborar.
Además, constituyen también una vía rápida para crear empleos. De esta forma se explica que su número haya aumentado notablemente, en el entorno del 15 por ciento interanual, incluso en ejercicios difíciles, como fueron 2009 y 2010.
Y aún existe otra razón que contribuye a explicar la proliferación de los consorcios: son muy flexibles, sirven para casi todo y se pueden crear casi con cualquier excusa. La consulta al más reciente Inventario de entes públicos autonómicos con el que cuenta Hacienda revela que se han creado para propósitos tan variopintos como fomentar el turismo, la formación en oficios tradicionales de una determinada región, mejorar el transporte u organizar conmemoraciones.
Esta última finalidad da lugar a situaciones llamativas que demuestran hasta qué punto una comunidad puede resistirse a prescindir de sus consorcios, incluso cuando una efeméride concreta ha quedado ya muy atrás. Así, de acuerdo con el citado Inventario, en Murcia, a 1 de enero de 2013, todavía estaba en activo el Consorcio Año Jubilar 2010, del mismo modo que Aragón, en toda una demostración de nostalgia, mantiene abierto el creado con motivo de la Exposición Universal de Zaragoza de 2008.

Sin entrar en detalles

De hecho, en general, no resulta una tarea fácil determinar para qué sirven los entes satélites autonómicos, y así lo reflejan las estadísticas del departamento que dirige Cristóbal Montoro. En concreto, el 40% de los 2.114 que todavía sobreviven al mandato de ser liquidados no tienen definida una función específica.
Frente a ellos, un 8,5% están al servicio de "actividades artísticas y de entretenimiento". La "sanidad y los servicios sociales" constituye la razón de ser del 10,5. La educación desempeña ese mismo papel para el 9,3 por ciento, mientras que el 15,7 se consagra a "actividades profesionales, científicas y técnicas". Por último, el 16,6 por ciento se ha diseñado para propósitos de "administración y defensa".
Volviendo a los consorcios, en lo que concierne a su distribución geográfica resulta sencillo establecer cuáles son las líneas predominantes. En primer lugar, no hay una sola autonomía o ciudad autónoma que se haya privado de crear alguno, pero allí donde se han extendido con mayor profusión, desde principios de las década de los 90 son Cataluña (con 166 de acuerdo con el último recuento) y Andalucía (150).
Y no se agota en el consorcio el repertorio de recursos a los que una comunidad acostumbra a acudir para incrementar su entramado institucional. Las fundaciones en las últimas décadas han vivido también unos años dorados, de manera que, aun cuando en 2012 los Ejecutivos regionales hicieron la mayor reducción de entes satélites de su historia (un 7 por ciento interanual), todavía sumaban 516 en el conjunto de España, de acuerdo con Hacienda, mientras que el Estado sólo dispone de 48."

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