sábado, 31 de agosto de 2013

Así caza la DGT a los conductores: el 65% de los radares está cuesta abajo. (Política, Economía. 1.912)

Pero la intención no es recaudar y sacarnos el dinero de nuestros bolsillo para seguir despilfarrándolo, no. El 65% de los radares cuesta abajo!!! (y del resto, otros muchos en túneles y zonas de bruscas reducciones de velocidad para pillarte aún mejor, cómo no!).

Y no es que se hagan barbaridades, no. El 70% de las multas por exceso de velocidad son por superar en 10 KM los límites (unos límites por otra parte ridículos hoy en día en la mayoría de tramos), que se consigue dejándose llevar en dicha cuesta abajo.

Pero la intención es salvar vidas, claro, por eso solo un porcentaje ridículo (9%) está situado en puntos negros o de accidentes (de hecho, según otro estudio más demoledor de la AEA, en los 180 tramos más peligrosos, solo hay 7 radares puestos). Sin comentarios.

Son cosas del atraco institucionalizado, pero claro, los amantes del gasto público deben estar encantados, porque hay que financiarlo y sacar el dinero de debajo de las piedras...

Artículo de Libertad Digital:

Si usted como conductor tiene la sensación de que la mayor parte de los radares fijos que se encuentra en autovías y autopistas está malévolamente colocado en tramos cuesta abajo –en los que es más fácil que un pequeño despiste o la propia inercia del vehículo le hagan superar el límite establecido- ya puede confirmar que está en lo cierto: Libertad Digital ha estudiado la ubicación de más de 200 radares en toda España instalados por la DGT y dos tercios de ellos -el 64,28%- están ubicado en tramos en pendiente negativa.

Por el contrario, sólo el 13,33% de los radares estaría instalado en tramos de carretera cuesta arriba, mientras que un 21,9% estaría en tramos en llano, algunos de ellos, eso sí, en túneles en los que, habitualmente, hay reducciones bruscas en los limites de velocidad.

Los radares que más multan

¿Qué incidencia tiene esta ubicación en el porcentaje de multas? Es difícil saberlo a ciencia cierta, pero hay elementos que nos puede dar una idea: por ejemplo, según los datos de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) el 70% de las multas por exceso de velocidad se producen cuando el conductor superaba en no más de un 10 kilómetros hora el límite marcado.

Es decir, no resulta descabellado pensar que no pocas de esas sanciones se deban a ese pequeño, o no tan pequeño, incremento de la velocidad que puede causar la pendiente favorable de la carretera y que en ocasiones se produce incluso cuando el conductor utiliza los limitadores automáticos con los que están equipados hoy en día la mayor parte de los vehículos.

Otro dato hace pensar que la ubicación de los radares en pendiente no es baladí a la hora de considerar su efectividad como máquinas de sancionar a los conductores: los cinco radares qué más multas ponen de las carreteras españolas –según los datos de AEA- están, coincidencia o no, en tramos cuesta abajo.

Lejos de los puntos negros

Del mismo modo, si la verdadera intención de los radares fuese preservar la seguridad lo lógico sería, probablemente, colocarlos en las zonas más peligrosas de las carreteras, pero no es así: sólo 19 de los 210 radares estudiados está ubicado en las cercanías de un punto negro –tomando como referencia los mapas y las estadísticas que genera anualmente EuroRAP- lo que supone un pírrico 9%.

Según otros estudios los datos son aún más demoledores, de AEA se asegura a Libertad Digital que únicamente 7 radares fijos estarían ubicados en los 180 tramos más peligrosos de nuestras carreteras según sus propios datos.

El estudio de Libertad Digital ha abarcado 210 radares colocados en autopistas o autovías en las zonas en los que la responsabilidad sobre el tráfico es de la DGT -toda España a excepción de Cataluña y el País Vasco. Además, se han excluido la mayor parte de las vías de circunvalación dado que tienen una problemática muy diferente.

La muestra supone prácticamente la totalidad de los radares fijos colocados en estas vías rápidas, que son cerca de la mitad de los aproximadamente 450 radares instalados por la DGT en carreteras españolas, según datos facilitados a Libertad Digital por la propia Dirección General.

Así, siempre según los datos de la DGT, el reparto de radares entre autovías y carreteras de doble sentido es prácticamente al 50%, algo que tampoco resulta muy lógico si lo que se pretende es favorecer la seguridad, ya que el 70% de las muertes en accidente se producen en las carreteras de doble sentido que, por tanto, tendrían que acumular más radares.

Desde la DGT, no obstante, se aduce que la tecnología para alimentar de electricidad a los radares fijos en carreteras convencionales es más reciente que la de autopistas y autovías, y por eso el despliegue se inició, allá por 2005, en estas vías rápidas.

Más que en Cataluña y el País Vasco

Los porcentajes de radares en cuesta abajo de la DGT superan con claridad a los de los servicios correspondientes tanto en el País Vasco como en Cataluña. Así, de los 25 radares en autopista del Servicio General de Tránsito de la Generalidad sólo 11 estarían en pendiente negativa, lo que supone un 44%.
El organismo similar del gobierno vasco, Trafikoa, sí tiene la mayoría de sus radares en pendiente descendiente, 20 de 33, pero tampoco alcanza el porcentaje de la DGT al quedarse en un 60,6%.

¿Persecución o decisión técnica?

En conversación telefónica con este periódico, una portavoz de la DGT ha asegurado que no hay ninguna intención recaudatoria y que la ubicación de los radares "la deciden los técnicos".

Por el contrario, las asociaciones de automovilistas sí ven que en los radares hay un claro afán recaudatorio, así lo ha expresado Mario Arnaldo, presidente de AEA, que insiste en que la única acción preventiva directa es "poner a más guardias civiles en la carretera"."

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