miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Y si el Gobierno nos planificara las vacaciones? (Política, Economía. 1.813)

Muy bueno el artículo de Jorge Valín sobre el supuesto de planificación centralizada de las vacaciones de la gente por parte del gobierno. Y no es tan alocado. Los argumentos, las causas de instauración y control, las consecuencias, y las protestas posteriores son exactamente las mismas que ocurren en otros ámbitos de los que el poder político se ha apoderado:

Artículo de Negocios.com:
"Imagínese que alguna estúpida institución realiza un costoso informe pagado con dinero de todos donde llegara a la siguiente conclusión: “los periodos vacacionales crean estrés puntual en las familias, hacen aumentar los divorcios y riñas matrimoniales y generan un decremento en el nivel de ahorro de las personas”. No me lo he inventado, son conclusiones reales de estudios reales. Para evitar tales factores negativos, el Gobierno decide nacionalizar las vacaciones de la gente y coordinarlas de forma centralizada para crear un mayor bien común y justicia social.
¿Qué ocurriría? Se crearía un absurdo comité de expertos, que en realidad no serían más que tipos enchufados, que decretarían que no es igualitario que una familia siempre fuera al mar o a la montaña ya que en muchas ocasiones la familia está dividida. También encontrarían injusto que los ricos tuvieran mejores vacaciones que la clase media y los pobres. Dirían que cada familia española tendría que alternar, año tras año, mar y montaña; y que una vez cada cinco años, una familia humilde tendría vacaciones de lujo. Crearían un ratio para ello e intentarían bajarlo para ser el país con las “vacaciones más igualitarias de Europa”. Armarían un ministerio para coordinarlo todo y hacer estudios. Pondrían a directivos del partido de turno al frente con altos sueldos. Cogerían a más funcionarios, montarían empresas públicas independientes del Gobierno, crearían un presupuesto nuevo y emitirían deuda propia ya que nunca tendrían suficientes recursos.
Dirían que las vacaciones han de ser algo democrático. No iría donde usted o su familia quisiera, sino a aquellos lugares donde la mayoría decidiera según algún absurdo criterio gubernamental. Un mes antes de las vacaciones, tendría que rellenar un sinfín de papeles para poder obtener su derecho a las vacaciones. Hacienda daría puntos según los ingresos que tuviera en el IRPPF. Los enchufados siempre se quedarían con los mejor lugares de veraneo. El “Ministerio de las Vacaciones y Entretenimiento del Bien Común” vería que todo el mundo siempre escoge los mejores lugares, especialmente la playa, por lo que eso generaría zonas sin turismo y eso no sería igualitario y crearía zonas con bajo turismo e ingresos, por lo que siempre una cuota de familia tendría que viajar a lugares que no desearía hacerlo jamás. También diría que ciertas actividades vacacionales no son sostenibles, como desplazarse en coche y tendríamos que ir en trenes apretados o autobuses. Aumentaría la cuota de vacaciones rurales y ecológicas donde muchas empresas del sector recibirían subvenciones y tratos de favor preocupándose más del dinero del Gobierno que no de la calidad ofrecida al cliente. Serían como unas vacaciones soviéticas.
Con el tiempo, el ministerio estaría arruinado por sus excesos y decidiría aplicar austeridad permitiendo a la gente que escogiera por ella misma. Muchos dirían que eso es un ataque a las vacaciones del pueblo. “Si se liberalizan las vacaciones, los ricos irán a mejores destinos que los pobres, y eso es un ataque a la igualdad social”. Los partidos políticos comprarían votos afirmando que dotarían más dinero a tal ministerio, y no como hace el Gobierno. Luego todo se quedaría en nada, pero los políticos podrían decir, por fin, que “todos somos iguales”, aunque en realidad todo eso habría significado la castración de nuestra libertad individual, el pago de más impuestos, más funcionarios, más enchufados y mayor deuda pública. Seríamos más pobres, más grises, más aborregados y todo se traduciría en un significativo impacto negativo para el país a nivel económico.
Todo esto no es algo tan disparatado y ridículo como parece. El Gobierno continuamente pretende regular nuestra vida y economía con idioteces como las que he nombrado para acaparar más dinero y poder. Actualmente nos dice cómo hemos de conducir, educar a nuestros hijos, qué hemos de comer y hasta cómo nos hemos de asear como no hace mucho un ministro recomendó. A los políticos les importa muy poco nuestras vacaciones en realidad o que sean igualitarias. Como también no le importan nuestras pensiones, sanidad, justicia ni libertades, por eso todo se cae a trozos. Solo quiere comprar votos a través de fantasías irreales. Si la intervención del Gobierno en nuestras vacaciones le parece ridícula y grotesca, ¿no cree que cualquier otra intrusión de los políticos en nuestras vidas es exactamente lo mismo y que las cosas en realidad no funcionan bien por ese afán desmedido de control gubernamental?"

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