jueves, 3 de octubre de 2013

Inmigrantes libres, capital libre, mercados libres. (Política, Economía. 2.038)

Sin duda, lo que indica el título sería lo ideal, por supuesto en un mundo efectivamente sin barreras y con mercados y capitales libres (y sin la socialización de los distintos sectores), que es lo que puede provocar la insostenibilidad del sistema.
Artículo de Mises Hispano:
"Este mismo año, el gobierno de Arabia Saudí decidió tomar medidas enérgicas con los trabajadores extranjeros. Escribiendo para The Globe and MailMartin Dokoupil y Marwa Rashad argumentan que esto llevará a una “economía más fuerte y diversa”. En particular, se centran en la multitud de negocios abiertos en el momento (más de los que piensan que es necesario) y en la reducción resultante tanto en mano de obra como en negocios “innecesarios” que sería posible si se obligara a emigrar a estos trabajadores extranjeros.
El debate sobre la inmigración, sea en Arabia Saudí, Estados Unidos o incluso en Canadá, realmente se reduce a responder a una sencilla pregunta: ¿Queremos importar trabajadores o bienes?
Igual que el dinero, los trabajadores van (cuando pueden) al lugar que les trate mejor. Muchas veces es donde los salarios reales son mayores. Real, en este sentido, significa “ajustado a los costes”, de forma que un trabajador ganando un salario bajo en un país de costes bajos (por ejemplo, México) puede en realidad tener un mayor nivel de vida que uno que trabaje en un trabajo con salarios altos en un país con altos costes (quizá en Suiza).
Hay una tendencia duradera a que los beneficios se igualen en todos los negocios al moverse los empresarios para aprovechar oportunidades. Lo mismo pasa con los salarios reales. Al trasladarse los trabajadores de áreas de salarios reales menores a mayores, existe la misma tendencia equilibradora. La eliminación relativa de oferta del país de salarios bajos presionará al alza los salarios de los trabajadores restantes. El flujo de nuevos trabajadores al país de salarios más altos funciona en la dirección opuesta: los salarios empiezan a deprimirse como consecuencia de aumento en la oferta relativa de mano de obra.
Mientras haya una distinción discernible entre los niveles de vida de dos países, veremos la tendencia de la mano de obra a trasladarse a donde se le trate mejor. Podemos levantar muros y aumentar los requisitos de emigración, pero todo lo que consigue esto es hacer un poco más caro realizar el traslado. Muros y regulaciones no hacen nada por eliminar la disparidad de niveles de vida, que es el incentivo original que impulsa a los emigrantes a mudarse en busca de una vida mejor.
Los nuevos inmigrantes están en desventaja evidente en comparación con los nativos. Pueden no hablar el idioma. O faltarles una red de contactos de empleo o apoyo social. Su “ventaja” es una capacidad y voluntad de trabajar por salarios menores que sus equivalentes nativos más establecidos. Parte de esta voluntad de trabajar por salarios menores se produce porque su rango de habilidades está menos desarrollado (la falta de habilidades lingüísticas en particular puede ser un factor importante). Otro factor es que incluso un salario bajo en su nuevo país es mejor que el salario que recibirían si volvieran a “casa”. Quizá estén dispuestos a aceptar salarios menores a cambio de futuras posibilidades para sus hijos: educación, empleo u otros.
No importa mucho qué motiva a los inmigrantes. Todo lo que tenemos que saber es que estos trabajadores quieren venir aquí y que bajo determinado salario son competitivos.
¿Cuáles son los beneficios para un país que recibe inmigrantes? Salarios más baratos es una respuesta evidente, aunque tampoco importa mucho. Los beneficios reales son el aumento de oportunidades que consiguen los ciudadanos locales. Con los trabajos no cualificados realizados por estos nuevos trabajadores, los ciudadanos locales pueden poner sus ojos en las oportunidades más lucrativas que bienes y servicios menos caros y una existencia de mano de obra más diversificada para empresarios y empleados hacen posible.
En economía decimos que el coste de algo es la oportunidad perdida. La actividad que impide una acción es el coste real de una decisión. Para emplearme en un trabajo de baja cualificación, mi empleador tendría que pagarme un salario alto que me compense. ¡Eso dicen mis posibilidades! Si no se me contratara en un trabajo de baja cualificación, yo seguiría en mi trabajo actual como profesor universitario. Es un ejemplo extremo, pero el razonamiento esencial es igualmente cierto para todos los trabajadores.
Contratar a trabajadores extranjeros más baratos tiene sentido ya que los costes de oportunidad son generalmente menores. Consideremos ahora una prohibición de la inmigración.
Hay trabajos en cualquier país que solo se ocuparán si el precio es el justo. Emplear a un trabajador al salario justo es una tarea difícil, aunque se vea facilitada por la mayor cantidad de mano de obra que proporcionan los inmigrantes. A menudo lamentamos que nuestros propios ciudadanos no quieran hacer el mismo trabajo porque “son demasiado buenos para eso”. Lo que realmente queremos decir es que para ese salario nuestras oportunidades son mejores y no es atractivo para los trabajadores nacionales realizar estas tareas. A veces es porque no queremos tomar un trabajo de salario inferior y arriesgarnos a perder una mejor oportunidad que pueda aparecer (los licenciados recientes desempleados que viven en casa con mamá y papá mientras hay disponibles salario de baja cualificación y bajo salario son un buen ejemplo). A veces es que algunos trabajos tienen tan poco valor añadido que los empresarios no pueden aumentar los salarios para atraer a los trabajadores nacionales (trabajos en centros de costos, como puestos de limpieza, a menudo se ajustan a esto).
Si prohibimos que los inmigrantes entren en el país estamos en realidad prohibiendo que se lleven a cabo estos trabajos. También tendremos que importar los frutos de estos trabajos si no importamos la mano de obra de bajo coste para realizarlos. Hay evidencias en EEUU de que fortalecer las leyes de inmigración estadounidenses ha ocasionado la exportación de trabajos agrícolas a México. Si los trabajadores no pueden venir aquí, les enviaremos el trabajo.
En lugar de quejarnos de los inmigrantes deberíamos darles la bienvenida, especialmente a los no cualificados. La alternativa a tenerlos aquí es mucho peor.

Publicado el 25 de marzo de 2011. Traducido del ingles por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí."

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