miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿Quién es el que Aboga por una Utopía? (Política, Economía. 2.155)

Un artículo que responde a los estatistas que ven el liberalismo como una utopía respondiendo a una de las críticas más frecuentes.

Artículo del blog V de Voluntarismo:
"Una de las críticas más recurrentes que escucho acerca del libertarismo es la siguiente:
— Lo que describes es una utopía.
¿Lo es?
A mi parecer, ésta respuesta demuestra una falta de entendimiento básico sobre la libertad, la economía, y la praxeología. Existe también la ironía de que aquellos que piensan de esta manera y abogan por algún grado de planificación central, son los verdaderos promotores de una utopía.
Tan sólo presta atención a las preguntas que hacen sobre como funcionaría una sociedad libre:
— ¿Cómo prevendrías los homicidios? ¿Cómo evitarías que las corporaciones exploten a sus trabajadores? ¿Cómo manejarías al racismo y a la intolerancia? ¿Cómo te asegurarías de que no haya pobres?
Los libertarios no afirman ser capaces de resolver estos problemas de una vez por todas. Además, la mayoría de los libertarios incluirían lo siguiente a sus respuestas:
— Bueno, ¿Qué tan bien lo ha hecho el gobierno en cuanto a esos asuntos?
Para remendar esto, muchos reformularán sus preguntas (o simplemente empezarán sus cuestionamientos de esta manera):
— ¿Quieres que haya asesinatos? ¿Crees que está bien que las corporaciones exploten a  sus trabajadores? ¿Te gusta el racismo y que las minorías sufran? ¿Tú crees que los pobres deben permanecer pobres?
En realidad, basados en el historial del gobierno, los libertarios deberían ser quienes hagan éstas preguntas a los estatistas.
Quien aboga por la planificación central ignora que sus críticas al libertarismo deberían definitívamente aplicarse a su propia visión de que el gobierno va a resolver estos problemas. ¿No convierte esto a sus ideas en utópiccas? Recuerda, no es mucha la gente que mire al pasadopara ver como ha evolucionado cualquier gobierno y quiera volver a ello, pero esto no los detiene de seguir intentándolo una y otra vez. Lo que enmascara esto, es que éstas personas defenderán su posición manifestando que:
—  El gobierno no está haciendo lo que debería estar haciendo. Si hiciera las cosas a mi  manera o si ponemos a las personas adecuadas en el poder, entonces serían capaces de resolver esos problemas.
Por supuesto, todos sabemos que no hay dos personas que vayan a estar nunca de acuerdo  en que es lo que el gobierno debería estar haciendo. Aún tenemos que encontrar un gobierno “justo”, o al menos un gobierno que tome un rumbo general más orientado a la justicia durante el curso de su mandato.
Lo que diferencia al libertarismo es que aboga por una forma de sociedad que describe realísticamente la manera en la que las personas actúan, incluso cuando se comportan póbremente, esto es: actúan en su propio interés (no confundir “propio interés” con egoísmo). Esto reconoce que el hombre es falible. Mientras que ésta es una declaración general acerca de la gente, ésta incluye a cada persona como un individuo, nadie está exento de la posibilidad de cometer errores. Ésta es la honestidad del libertarismo. Un libertario honesto no prometerá eliminar la injusticia, pero en cambio afirmará que mientras que una sociedad se vuelve más libre, el incentivo para actuar injustamente disminuye.
Las sociedades estatistas, en cambio, deben asumir que las personas actuarán contráriamente a sus propios intereses. Entonces, no sólo debe ser perfecta la intención de cada gobernante, sino que sus decisiones y acciones también deben ser perfectas para que éste sistema pueda funcionar de manera justa según el criterio que ellos mismos crearon. Ésta contradicción es sólo culpa de ellos, debido a que ellos basan su juicio hacia el libertarismo en su supuesta incapacidad para prevenir o resolver un sinnúmero de injusticias que continúan existiendo sin importar el tipo de gobierno que esté en el poder.
Si vamos a comparar la planificación central con el libertarismo, debemos comparar manzanas con manzanas. Esto no funciona si comparamos un anhelo con un hombre de paja."

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