lunes, 13 de enero de 2014

La alarmante expansión del gobierno

Un artículo sobre la alarmante expansión del gobierno referida al caso de EEUU, que se inmiscuye ya en cada aspecto de la vida del ciudadano, con enormes y nocivas consecuencias para toda la sociedad, alejándose de los principios que llevaron al país a la prosperidad y su gran desarrollo.  

Artículo de Libertad.org:

"No importa el nombre que nos pongamos, ya sea conservadores, progresistas, moderados o de cualquier otra forma, todos deberemos batallar con el tamaño y alcance de un gobierno en constante expansión.

Estados Unidos ha alcanzado un punto de inflexión. El gobierno federal ha crecido exponencialmente, no sólo en su gasto, sino en su alcance. El gobierno se inmiscuye en prácticamente cada aspecto de nuestra vida diaria, desde el tipo de inodoro que podemos comprar a la mezcla de combustible que ponemos en nuestro auto, pasando por el tipo de foco de luz que podemos usar.

Las normativas públicas han estrangulado la producción nacional de energía al mismo tiempo que a las energías alternativas les llovían miles de millones de dólares en subsidios, reflejando así la fe elitista y “progresista” en que los burócratas saben escoger ganadores y perdedores mejor de lo que puede hacerlo la gente con su toma de decisiones voluntaria y ajustada a sus propios intereses. Se ha facultado a burócratas no electos para estipular qué servicios médicos adquiriremos y cómo y de quién los recibiremos.

La excesiva intervención del gobierno no sólo limita las libertades individuales, sino que estrangula la creatividad empresarial y la creación de empleo. Confina a los pobres a una vida de dependencia y pobreza. Y limita la capacidad de los trabajadores americanos para disfrutar de la posibilidad de escalar socialmente.

El gobierno federal también domina los ámbitos de actividad tradicionalmente reservados a los estados. Eso deja poco o ningún espacio para la innovación a nivel estatal en áreas tales como la educación, el transporte, la atención médica, la asistencia social e incluso el cumplimiento de la ley.

El ritmo de esta expansión deja a cualquiera con la boca abierta. El rápido crecimiento del control y el alcance federales es inquietante, lo que lleva a que los americanos se pregunten si sus hijos heredarán o no un futuro mejor e incluso si todavía es posible alcanzar el Sueño Americano.

Es por eso por lo que es más importante que nunca, ahora que empezamos un nuevo año, que nos volvamos a comprometer con los principios que condujeron a la fundación de nuestra gran nación.

En el centro de esos principios se encuentra la creencia de que las personas son libres por naturaleza y poseen derechos inherentes. El uso que cada uno de nosotros haga de estos derechos diferirá de manera natural, así como también diferirán de manera natural los resultados de nuestras decisiones. Pero la decisión sigue siendo nuestra.

La libertad queda así inseparablemente unida con poder vivir nuestras vidas como consideremos más oportuno. Esto es el autogobierno en el más estricto sentido del término. Nosotros el pueblo no necesitamos recurrir servilmente a expertos. Se puede confiar en nosotros para autogobernarnos.

Es por eso que el gobierno debe seguir siendo limitado. El pueblo sólo le ha dado poderes limitados al gobierno, como se indica en la Constitución. Cuando el gobierno toma más de lo que le hemos dado, hace que nuestras decisiones carezcan de sentido. En el peor de los casos, un gobierno ilimitado es tiránico; en el mejor, impone una anodina uniformidad que tritura la auténtica diversidad y mina el espíritu independiente del pueblo.

Los Fundadores así lo comprendieron. Es por eso que evitaron crear un gobierno que pudiera estar dominado por una sola facción. Ya fuera esa facción una minoría o una mayoría, buscaría promover únicamente sus propios intereses a expensas de las libertades del pueblo. El sistema de control y equilibrio de poderes está pensado para frenar la ambición de los poderosos y así garantizar que el gobierno promueve realmente “el bienestar general”.

A medida que el gobierno federal ha ido creciendo a lo largo del siglo pasado, el encargarse de lo público se ha convertido en quitarle a uno para dárselo a otro y luego pedir prestado para pagar por lo dado. Lo que los partidarios del gobierno omnipresente denominan bienestar general se ha convertido simplemente en la astuta distribución de favores entre intereses particulares de diversas facciones.

El gobierno federal no ha de ser la institución más importante de Estados Unidos. Y al garantizar el bienestar general, se supone que ha de hacer sólo aquello que se estipula en la Constitución.

Por ejemplo, debe encargarse de la defensa común y de regular nuestras relaciones con las naciones extranjeras. Debe respetar nuestro derecho a disfrutar de los beneficios de nuestro trabajo mediante una tributación liviana y defender la libertad del mercado haciendo cumplir el Estado de Derecho.

Y debe recordar que la familia y la religión son ámbitos en los que aprendemos sobre la virtud y que sin la virtud, el gobierno no puede ser ni limitado ni libre.

Veamos si, juntos, podemos volver a poner a Estados Unidos en la dirección correcta durante 2014."
 

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