miércoles, 18 de junio de 2014

Llega la hora de afrontar "la madre de todos los debates"

Un análisis de Marc Garrigasait sobre la situación actual de España (qué ha mejorado y que tiene que mejorar) y el grave reto que presenta, un debate tabú en España que provoca el agravamiento de la situación y dificulta (y agrava) la salida de la crisis.

Pero es sin duda un debate que debe hacerse y tomarse en serio y de manera responsable, pese a las reticencias de muchos siquiera a nombrar algunos temas, ya no digamos a analizar o entrar de lleno en los mismos. De ahí la importancia que veamos más artículos valientes en esta dirección, aunque sean políticamente incorrectos hoy.


Artículo de El Confidencial:
Elevados déficits por cuenta corriente en un país alertan de la inminencia de futuras crisis. En economías potentes como la norteamericana, cifras superiores al -5% anual ya nos alertan.
En algunos casos como España y otros países periféricos de la Eurozona, sus déficits alcanzaron niveles del -10% de su producto nacional bruto (PNB) justo antes de la gran crisis.
Ya escribí en marzo 2012 sobre los enormes desequilibrios entre los países de la zona euro con los elevados déficits en los países periféricos y los superávits en los países de centro y norte de Europa. Estos desequilibrios ya se han corregido a fecha actual, lo cual no significa que se haya solucionado la crisis europea, pero al menos ya no empeora cada año, lo que permite buscar soluciones con menos urgencias. Tened en cuenta que si cada año tienes un déficit de 100 y lo mantienes 10 años, que hoy tengas superávit de 10 o 20 un año no te soluciona el stock de deuda acumulada.














Es curioso ver las grandes similitudes en los desequilibrios económicos de los Estados Unidos y España. Ambas economías han seguido una trayectoria calcada en términos de su déficit de cuenta corriente. En los últimos 10-15 años, ambos países han sufrido una enorme burbuja inmobiliaria financiada exteriormente que genera crecimientos económicos elevados y que exporta crecimiento al resto del mundo al importar mucho más de lo que exportaban. Las burbujas siempre tienen un final traumático.
Los Estados Unidos tuvieron su pico inmobiliario en 2006 y en España sucedió en el 2007-2008. El fuerte cambio de tendencia inmobiliario junto a la “quiebra de Lehman” hundieron a ambas economías acumulando al unísono una crisis inmobiliaria, bancaria y en último término económica en todo el país al repartir los Gobiernos y los bancos centrales el agujero entre todos con sus políticas de represión financiera de tipos de interés reales negativos. El crecimiento económico de Estados Unidos se recuperó rápidamente por las políticas fiscales (déficits del Gobierno del 7% al 10% anual en Estados Unidos) y monetarias (tipos de interés al 0 y QE) hiperexpansivas como nunca antes se habían realizado y, además, coordinadamente. A pesar de lo que piensa la mayoría de economistas, yo no opino que hayan sido positivas.
Sí que han proporcionado algunos puntos de crecimiento económico a corto plazo, pero a cambio de un aumento descomunal de la deuda pública y de los riesgos futuros sistémicos con un banco central que está comprando tres cuartas partes de la toda la deuda emitida en Estados Unidos, imprimiendo billetes. Lo veremos en el futuro, pero endeudarte en 100 para conseguir generar 5 adicionales no tengo claro que sea nada bueno. En definitiva, endeudarte es “vivir en tiempos prestados”, anticipando crecimiento de futuras generaciones al momento presente.
España ha realizado exactamente la misma política fiscal norteamericana de aumentos brutales de la deuda pública, pero en cambio el BCE ha sido algo menos agresivo en su política monetaria. La única diferencia es que España ha subido los impuestos para mantener un gasto público de país rico que no es posible mantener, con lo que el crecimiento económico se ha resentido. El resultado ha sido que en España, después de seis años de crisis, la economía apenas se recupera unas décimas en estos últimos trimestres. No hay que ser muy iluminado para imaginar que si en recesión aumentas impuestos a empresas y familias, el resultado no puede ser mayor crecimiento.












La balanza por cuenta corriente es un fiel reflejo de la economía de un país, ya que nos mide si un país necesita infusiones de sangre o en cambio podemos donarla a otro país que las necesite. En estos años, los países BRIC, aunque en especial China, así como los países exportadores de petróleo, han donado sangre a los Estados Unidos para que su cuerpo corriese a un ritmo por encima de sus posibilidades. Alemania, en el caso europeo, es la que ha donado la sangre a los países periféricos, incluida España.
La economía española tiene varios síntomas optimistas que reflejan que su cuerpo empieza a funcionar con más normalidad. Por un lado, los costes laborales unitarios (costes salariales por unidad de bienes o servicios producidos) llevan varios años ajustándose en España tras muchos años de aumentos difícilmente sostenibles. En cambio, ni Italia ni Francia lo están haciendo. Esta mejora contribuirá en el futuro a mejorar la producción industrial y de servicios.
Por otro lado, la balanza comercial y, especialmente, la balanza por cuenta corriente están mejorando en los últimos tres años. Es cierto que así lo están haciendo en todos los países periféricos, lo que refleja que se trata de un puro bajón económico por el que importamos menos; sin embargo, en el caso español, el aumento de exportaciones ha sido mucho mayor el que todos podíamos imaginar.
Vamos a analizar la balanza de pagos española:









España, gracias su turismo, ingresa de forma neta cada año de 30.000 a 35.000 millones de euros (45.000 millones de ingresos brutos del turismo exterior en 2013). Si os fijáis en el gráfico adjunto, veréis como es una cifra muy estable, incluso en lo peor de la crisis y últimamente incluso ha mejorado en unos 5.000 millones.
En cambio, el déficit por cuenta corriente, que incluye el turismo, sufría un déficit de 30.000 millones anuales de 2001 a 2003, para crecer sin parar hasta los 100.000 millones anuales de 2007 y 2008. Necesitábamos transfusiones de sangre de cantidades enormes, casi únicas a nivel internacional, que suponían nada menos que un 10% del producto interior bruto (PIB) nacional.
De hecho, en 2013 todos los países periféricos de la Eurozona ya no necesitábamos financiarnos exteriormente.
Esta fase negra de 2001 a 2008 que para todo el mundo era un éxito sin precedentes supuso que nuestra deuda externa subiese en términos brutos a los casi 2 billones de euros (1,8 billones en 2012 y 1,7 bill. en 2013), 1 billón en términos netos si restamos los activos en el exterior, un 100% de nuestro PIB. Esta deuda externa se generó básicamente por los bancos y cajas nacionales para financiar el aumento de hipotecas en España y por grandes empresas españolas, que suelen usarlo para invertir en proyectos internacionales. Por ejemplo, Ferrovial financió su compra de los aeropuertos de Londres enteramente con deuda. La calidad de ese activo ha permitido a Ferrovial mantener una situación financiera más o menos holgada comparada con otras compañías cuyos activos comprados en máximo de ciclo valen hoy mucho menos.
Resumiendo, en mi opinión los dos efectos positivos en la economía española, aumento de la productividad y mejora de la balanza exterior, ayudan a diluir los grandes efectos negativos que son el exceso de endeudamiento público y privado, aunque es cierto que el privado está empezando a disminuir. Sólo saldremos de esta crisis cuando los ingresos familiares empiecen a subir. Hoy en día no paran de descender continuamente y, en cambio, los gastos no disminuyen por culpa de los aumentos de impuestos y de los costes de la factura energética. Por tanto, no es fácil que la economía española empiece a crecer rápido.
Estos procesos de desapalancamiento en la historia económica mundial no son fáciles de revertir. Es muy improbable un buen crecimiento económico sin una bajada de impuestos y es imposible una bajada de impuestos si no disminuimos el gasto público, que está artificialmente alto, al mantener el que teníamos antes de la crisis, donde ingresábamos impuestos extraordinarios del sector inmobiliario. España, desde 2009, gasta anualmente unos 100.000 millones más de lo que ingresa. Las partidas del gasto público dedicadas abeneficios sociales (pensiones, desempleo, salud y educación) han subido del 34,3% al 51,2% del total de ingresos públicos.
¿Cuáles son las mayores partidas del gasto en España? Seguridad Social (pensiones y paro), sanidadeducación y pago intereses de la deuda. ¿Podemos mantener como tenemos a la mejor sanidad del mundo siendo como somos un país pobre? ¿Hay que continuar gastando cada año más en educación, a pesar que todos tenemos claro que está empeorando y funciona peor que cinco o diez años atrás? Es curioso cómo el dinero destinado a la sanidad ha mejorado enormemente el servicio público, aunque ya no nos lo podemos permitir, y, en cambio, después de 25 a 30 años aumentando el gasto e inversión en educación, los resultados son desastrosos. Quizás deberíamos poner en revisión todo el modelo educativo. Estoy seguro de que se podría mejorar gastando menos.
Este es “el debate de verdad”, pero que nadie se atreve a sacarlo encima de la mesa y está escondido porque ningún grupo político ni medio de comunicación se atreve a plantearlo. ¿Dónde hemos de reducir de forma inmediata el gasto público para intentar igualarlo a los ingresos actuales? Ya podéis empezar a criticarme por atreverme a nombrar las dos palabras sagradas, sanidad y educación. No me importa que os desahoguéis conmigo si eso sirve para que empiece a existir un debate serio, aunque intuyo que no va a suceder. Sólo os pido que antes de lanzar diatribas demagógicas os miréis los gastos del Estado y los ingresos, como he hecho yo, y luego opinéis. Aquí os adjunto tres buenos artículos sobre las cuentas públicas españolas (Blog de Eduardo Mtnez. Abascal, web libremercado.com y post en gurusblog.com).  

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