viernes, 4 de julio de 2014

El socialismo fracasa en mayor medida allá donde más intensamente se intenta instaurar

"Mientras esta revolución siga viva, el pueblo venezolano se alimentará más y vivirá mejor".


No podía haber escogido una mejor frase Chávez para inagurar la sede del Gran Abasto, dentro de la Misión Alimentación, como se observa en este vídeo (año 2012).




Hoy, la realidad es bien distinta como asegurábamos durante años algunos que pasaría fruto de las políticas de dicho régimen (aquí una explicación del porqué de la situación actual), y este vídeo es uno entre multitud que reflejan la situación de desabastecimiento, escasez y hambre por la que está pasando el pueblo venezolano, y que afecta a los productos más básicos como los alimentos, las medicinas, el papel...



El caso de Venezuela ha sido un caso de manual de la destrucción que conllevan las políticas socialistas e intervencionistas (control de precios y de beneficios, monopolio del dinero sirviéndose del banco central para emitir dinero para financiar el gasto, incremento del gasto público, expropiaciones y ataques a la propiedad privada, incremento continuo del gasto público, descontrol del déficit, incremento de las políticas clientelistas y redistributivas, nacionalizaciones de los sectores "estratégicos", política creciente de subvenciones y del todo "gratis", expansión del control y poder del gobierno a todas las áreas (justicia, medios de comunicación...), control creciente del sector productivo, ataques continuos y crecientes al libre mercado y empresa...

Todas estos hechos y políticas han ido paulatinamente ocurriendo y empleándose en mayor grado durante el chavismo (y ahora con Maduro, que siembra los frutos), y eran precisamente todos los argumentos que se empleaban en defensa por parte de sus defensores, medidas todas ellas, por otra parte que se emplean aquí en España en menor medida, y que algunos pretenden extender y desarrollar mucho más allá, y que ven el régimen chavista (y a sus líderes) como un ejemplo a seguir.

Cuando durante todos estos años algunos replicábamos el desastre que conllevan todas estas medidas, los adjetivos que se lanzaban eran de todo menos bonitos. Las réplicas para intentar acallar son siempre las mismas (fascistas, antipatriotas, burgueses, enemigos de los pobres, amigos de las grandes empresas y multinacionales o pagados por ellas, gentes sin corazón, insolidarios, egoístas que solo buscan el lucro...).
¿Argumentaciones serias o técnicas? Obviamente ninguna. Precisamente no pueden mantener un debate serio y fundamentado. Todas apelan a una visión muy cortoplacista o a cuestiones sentimentales intentando así crear un rechazo hacia aquellas posiciones que disienten o intentan explicar razonadamente el error de dichas medidas. De esta manera, se intenta crear idea mental de que si estás con ellos y con dichas medidas es bueno, y apoyar lo contrario es malo y perverso, creando rechazo a la crítica y un sentimiento de culpabilidad, provocando que lo fácil sea apoyarlo o callarte (para no ser atacado ni señalado). Desgraciadamente el socialismo siempre se juzga por sus supuesto fines (fines que todo el mundo comparte), nunca por sus medios empleados (por dañinos y violentos que sean), ni sus consecuencias (por el sistemático fracaso de sus medidas, las mismas que siempre prometen alcanzar en vida el paraíso).

A ello cabe añadir los numerosos sofismas económicos imperantes hoy, el poco interés por entender o saber, la baja formación en cuestiones de teoría económica sólida, y muy importante o el tiempo que es necesario para que las consecuencias se vean y sean apreciadas (todas estas políticas funcionan durante años, y más especialmente si se trata de un país rico, hasta que las consecuencias se hacen notar (por la imposibilidad de su sostenibilidad financiera, los perversos incentivos que crea para la producción, la descapitalización y destrucción de riqueza que implican...). Por lo que de esta manera, es bastante fácil entender su éxito y aceptabilidad generalizada.

Estos "argumentos" son los mismos que emplea el régimen para legitimarse y poder seguir extendiendo sus redes, control y poder sobre la sociedad, a la que hace cada vez más dependiente del gobierno (al quitar cada vez más parcelas de gestión a la sociedad civil, que pasan a ser gestionadas por el Estado paternalista, al incrementar el número de empresas públicas trabajadores el Estado e incrementar a su vez la red de subvenciones a todas las áreas, creando así una red clientelar y de apoyo constante al poder).
Esta dependencia creciente viene motivada por un síndrome de Estocolmo en que se haya el ciudadano, gestado en la subvención y rescates públicos y el constante adoctrinamiento (empezando por la educación y los medios públicos de información) en la necesidad de dicho poder estatal, haciéndole creer que le debe todo al Estado y que sin dicho gobernante (y red creada) no serían capaces de salir adelante.

Pero solo el tiempo y el cumplimiento de las advertencias críticas llevan a muchos a abrir los ojos y darse cuenta realmente de la verdad los hechos y la consecuencia de las mismas (aunque en gran medida seguirán "comprando" el mismo discurso que defiende dichas medidas). Por supuesto, siempre se intentará buscar chivos expiatorios y causas ajenas de la situación para intentar desprestigiar a las críticas y mantener el apoyo de la gente. Y si va envuelta de la ideología socialista (esa que creen muchos que es buena por naturaleza), el apoyo se mantiene aunque el régimen se convierta en dictadura (destructora de toda libertad individual y de los derechos humanos).

Por eso no es de extrañar el apoyo incondicional que se da a dichos regímenes hasta el punto de ver dichos líderes y regímenes como ejemplos de democracia y héroes y líderes a los que imitar y seguir (y esto incluye a sus políticas que tienen las consecuencias señaladas).

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