sábado, 19 de julio de 2014

Tres mil estadounidenses renunciaron a su pasaporte en 2013 por motivos fiscales

Diego Sánchez de la Cruz muestra el éxodo de miles de estadounidenses a otros países o nacionalidades por motivos fiscales.

Esto refleja la absoluta necesidad e importancia de la competencia fiscal (esa con la que exigen y quieren acabar en muchos sectores de opinión y partidos políticos). Y es que es la mejor forma de limitar las actuaciones arbitrarias del poder político que incrementarían los impuestos (sí, aún mucho más), restricciones y expropiaciones sin opción de escapatoria al ciudadano y al dinero de los mismos, convirtiendo en un mayor abuso de poder y monopolio fiscal que pondría al ciudadano arrodillado ante el político, eliminando todo resquicio de libertad.

Y es que la competencia fiscal pone de manifiesto la existencia de infiernos fiscales y el robo institucionalizado al que es sometido el ciudadano.

Y el último acto de resistencia es sencillamente huir hacia lugares más amables y donde se respeta y valora más la propiedad privada y la creación de riqueza.
Artículo de Libre Mercado: 
Año tras año, cientos de estadounidenses renuncian a su pasaporte para acogerse a otra nacionalidad y así reducir su factura tributaria. Este fenómeno saltó a las páginas de información general en el año 2011, cuando Eduardo Saverin, co-fundador de Facebook, cambió la ciudadanía del país norteamericano por la de Singapur.
Según los datos de Hacienda, en 2008 fueron 235 las personas que se acogieron a este proceso para así disminuir su carga fiscal. No obstante, en 2011 esta cifra ya llegaba a 1.780 contribuyentes, un salto significativo que, no obstante, se vio superado en 2013, cuando se registraron 2.999 casos de ciudadanos que optaron por esta vía.
Algunos legisladores han propuesto al Congreso que se cobre un impuesto a aquellas personas que renuncien a la ciudadanía, mientras que otros sugieren que los "exiliados fiscales" vean prohibida su entrada en el país norteamericano. Por su parte, otros dirigentes políticos apuntan que este fenómeno no tendría lugar si EEUU reformase su sistema tributario y adoptase un marco fiscal más amable.
Mientras el debate político se acrecienta, el fenómeno del "exilio fiscal" va a más. Singapur se ha beneficiado notablemente de este proceso, tal y como demuestra la lista de los habitantes más ricos de la Ciudad-Estado. Según dicho ranking, elaborado por la consultora especializada Wealth-X, cuatro de los diez residentes más acaudalados han llegado de otros países. El caso más conocido es el de Eduardo Saverin, cuya fortuna se calcula en el entorno de los 4.200 millones de dólares. No obstante, también nos encontramos con otros nombres como Richard Fred Chandler (Nueva Zelanda),Sukanto Tanoto (Indonesia) y Robert Martin Friedland (Canadá).
 
Según el informe de Wealth-X, la fiscalidad vigente en Singapur actúa como un imán para atraer a este tipo de residentes. El resultado es que muchos de los casi 30 milmillonarios que residen en el país asiático provienen de otras jurisdicciones. En suma, estos individuos aportan 64.000 millones de dólares a la riqueza nacional de Singapur, lo que se traduce en inversión, financiación, empleo y dinamismo económico.
Mientras tanto, el marco fiscal que EEUU aplica a los contribuyentes de mayores ingresos acarrea un esfuerzo impositivo cada vez más alto, tanto en el caso de las rentas del trabajo como el de las rentas del capital.
No sólo las rentas altas
Las complejas leyes fiscales de Estados Unidos no perjudican solamente a los ricos, ya que el marco normativo del país norteamericano ha sido modificado para aumentar el alcance de las obligaciones tributarias impuestas a los ciudadanos que residen en el extranjero. Como explica el Wall Street Journal, decenas de miles de estadounidenses radicados fuera de su país están siendo investigados por Hacienda, bajo el supuesto de que sus ingresos, su patrimonio y sus cuentas bancarias podrían ser susceptibles del cobro de impuestos por parte de EEUU, en el marco de la lucha contra la "evasión fiscal".
Según la revista The Economist, "los nuevos acuerdos de intercambio de información fiscal han complicado las cosas para todos los estadounidenses que residen en el extranjero, hasta el punto de que su posición económica y financiera se puede ver seriamente perjudicada debido a los requisitos que incorporan las nuevas leyes".
Según los estudios del Congreso de EEUU, la vía del "exilio fiscal" también goza de una creciente aceptación entre las empresas. Esta opción ha sido explorada por decenas de corporaciones, entre las que encontramos a PwC o Accenture. Estos procesos se articulan mediante fusiones con sociedades extranjeras y consisten en fijar la sede fiscal de la compañía en el país de origen de la empresa con la que se pacta la integración.
No obstante, son mucho más comunes los casos en los que la sede estadounidense simplemente crea una matriz en el extranjero que recibe los beneficios de la actividad internacional y evita repatriarlos de vuelta a EEUU, evitando así la doble imposición que marcan las leyes fiscales. Esto explica que no pocas empresas del país del Tío Sam hayan creado complejos entramados societarios encaminados a mantener los beneficios de su actividad internacional en jurisdicciones de fiscalidad reducida.

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