jueves, 23 de octubre de 2014

2014 no va a ser el año más caliente del registro, ni de broma

Plazaeme muestra por qué este año no va a ser ni de casualidad el año más caliente del registro como algunos medios pretenden apuntar. 
El experto Roy Spencer analiza este hecho y explica de dónde salen esas afirmaciones. 

Artículo de Desde el Exilio:
En imagen rápida. Temperatura global medida desde satélites por el grupo UAH (Christy/Spencer)

2014-ano-mas-caliente-no
En la línea roja, cada punto representa la media de los doce meses anteriores. Se marcan en azul los meses de diciembre, que representan las medias de cada año natural (1979, 1980, etc). Se ve claro que 2014 no tiene ninguna posibilidad de alcanzar el récord de 1998 con los tres meses que le quedan.
Si en vez de usar las medidas del grupo de UAH -porque son “escépticos”- usamos los del grupo RSS -porque son “alarmistas”-, el resultado queda más lejos del récord todavía.
2014-ano-mas-caliente-no-rss
¿Y de dónde salen todas esas noticias que se están viendo, sobre que 2014 va a ser el año más caliente del registro? Lo explica muy bien Roy Spencer en esta entrada de su blog:
Copio y traduzco algunas partes (con permiso):
… si no por otra razón, porque los termómetros no pueden medir medias globales — sólo los satélites pueden. Los intrumentos de los satélites miden casi cada kilómetro cúbico -vaya, cada pulgada cúbica- de la baja atmósfera, diariamente. Y puedes viajar cientos -si no miles- de kilómetros sin encontrar ningún termómetro cercano.
Los dos grupos principales que miden la temperatura global desde satélites (nuestro grupo UAH, y el grupo Remote Sensing Systems [RSS]) muestran 2014 significativamente por detrás de 2010, y especialmente 1998:
2014-no-record-calentamiento-global-rss-y-uah
En mi opinión, un problema mayor que la irregularidad de los datos de los termómetros es el juego inacabable de ajustes que les aplican a sus datos. La red de termómetros está basada en un retal de instrumentos que no tienen calidad de investigación, que nunca fueron pensados para medir cambios de temperatura de largo plazo de décimas o centésimas de grado, y las zonas enormes del mundo sin ningún dato son, o ignoradas, o rellenadas con datos ficticios.
Además, los termómetros se ubican donde vive la gente, y la gente contruye cosas y cambia el entorno, a menudo sustituyendo una vegetación refrescante con estructuras artificiales que causan calentamiento (la isla de calentamiento urbano) alrededor del termómetro. Los ajustes no pueden quitar ese efecto urbano fiablemente, porque no se puede distinguir del calentamiento natural.
…/…
Mientras tanto, los alarmistas seguirán usando unos datos obsoletos, muy incompletos, y fuertemente masajeados, para promover su causa.
Pero imaginemos que sí hubiera un récord real:
Lo que me trae a mi segundo punto. Si la temperatura global estuviera subiendo suavemente -digamos una centésima de grado por año- y no hubiera enfriamiento por La Niña ni calentamiento por El Niño, entonces *cada* año habría un nuevo récord de “el año más caliente del registro”.
¿Y qué?
Es la *cantidad* de calentamiento lo que importa. Y para un planeta donde todas las formas de vida ven cambios mucho más amplios de temperatura que lo que produce el “calentamiento global”, que podría ser de momento 1ºC, a esas formas de vida -incluyendo las que votan- no les importa realmente gran cosa.  Estamos discutiendo sobre el significado de centésimas de grado, que nadie puede sentir.
No es sopresa que los efectos en los extremos climáticos tampoco se puedan medir … a pesar de lo que te intentan hacer creer algunos “periodistas” creativos. Los extremos climáticos varían tremendamente, especialmente a un nivel local, y preocuparse porque la media (sea eso lo que sea) pueda variar marginalmente es un desplazamiento total del foco.
Roy Spencer tiene la virtud de la claridad. Y es una gran ventaja. Porque cuando alguien te cuenta una película que no hay forma de entender, y que va cambiando cada vez que te la cuenta, son muy grandes las posibilidades de que, o bien no sepa de lo que habla, o bien te esté intentando meter un gol. La apuesta razonable es que el cuento del calentamiento global padece los dos problemas.

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