lunes, 2 de febrero de 2015

¿Cuánto le ha costado la revolución cubana al mundo?

Carlos Alberto Montaner analiza cuánto ha costado la revolución cubana al mundo, tras la pretensión de Raún Castro de que EEUU le pague (cuando el que le debe dinero es Cuba) una indemnización por no querer comerciar estos años con ella (aunque sí ha habido comercio en medicinas por ejemplo desde el 2000).
 
Y es que efectivamente, "la catástrofe cubana no ha sido catástrofe sólo para los cubanos, sino para medio planeta. Una catástrofe que les ha costado una inmensa cantidad de dinero."

Artículo de su blog personal:
 
Raúl Castro le ha puesto condiciones a Barack Obama para reestablecer relaciones diplomáticas. Una de ellas es recibir una compensación por los daños producidos por el embargo comercial.
 
¿A cuánto asciende el perjuicio? Según los puntillosos economistas del gobierno cubano, la cifra es exactamente 116,860 millones de dólares. No tengo la menor idea sobre cómo han llegado a esa suma monstruosa, pero démosla por buena a los efectos de esta columna.
 
Naturalmente, eso nos precipita a una pregunta inevitable: cuánto le ha costado la incompetencia y la injerencia de la revolución cubana al mundo.
Hagamos unos apuntes contables.
 
Primero, claro, están los perjudicados cubanos. En 1959, Cuba tenía 6.000.500 habitantes. Al margen del 1.800.00 viviendas, existían 38.384 fábricas, 65.872 comercios y 150.958 establecimientos agrícolas. Todo eso fue estatizado sin compensación real, provocando el súbito empobrecimiento de la sociedad cubana. ¿A cuánto asciende el despojo? Probablemente el Estado les debe a los propios cubanos 30 veces lo que hoy Raúl Castro le reclama a Obama. Pasaron de los primeros lugares de desarrollo en América Latina a los últimos.
 
Estados Unidos. Los norteamericanos, muy conservadoramente, valoran en 7000 millones las propiedades confiscadas en la Isla. No incluyen en la cuenta, por ejemplo, entre otros rubros olvidados, el costo enorme de integrar a dos millones de refugiados cubanos en Estados Unidos (el 20% de la población de la Isla), ni los daños provocados por los miles de criminales deliberadamente sacados de las cárceles cubanas y enviados a USA durante el éxodo del Mariel en 1980. Tampoco tienen en cuenta los derechos de propiedad norteamericanos sobre libros, música, películas, televisión, medicinas, programas de informática y objetos de todo tipo copiados o utilizados sin límite por los cubanos. Una suma astronómica. Deberían sumarlos.

España. La “Sociedad 1898”, constituida en Madrid para defender los intereses de los españoles perjudicados en la Isla –dueños en Cuba de una buena parte del comercio minorista—, afirma que, sólo a las tres mil familias españolas que han logrado localizar, a valor del dólar actual, les deben unos 8000 millones.
 
URSS. Según la economista rusa Irina Zorina, los subsidios a Cuba, sin contar las cuantiosas donaciones de armamentos, excedieron los 100.000 millones de dólares. En el verano del 2014, Vladimir Putin le condonó a Cuba el 90% de una incobrable deuda reconocida a Rusia ante el Club de París de 35.000 millones. El 10% restante, que tampoco cobrará, hipotéticamente se invertiría en la Isla.
 
Venezuela. El economista Carmelo Mesa-Lago calcula el subsidio venezolano en unos 13.000 millones de dólares anuales. Ernesto Hernández-Catá, otro gran profesional, lo rebaja a 7000. En todo caso, una cifra descomunal que explica, entre otras razones, la magnitud del desastre venezolano.
 
Argentina. La deuda original de 2400 millones, contraída en los años setenta, al no pagarla, hoy excede los 11.000 millones.
 
Japón. Cuba le debía 1400 millones. Los japoneses le condonaron el 80% de la deuda y el 20 restante lo aplazaron en 20 años. Naturalmente, les eliminaron las líneas de crédito a los cubanos.
 
México. Hizo más o menos lo mismo que Japón. Cuba le debía 487 millones de dólares y el gobierno mexicano le perdonó 341 y le aplazó la devolución del remanente a lo largo de una década.
Y ahora acerquémonos, parcialmente, a la injerencia, pero con más preguntas que respuestas, porque, que sepamos, nadie todavía le ha puesto números al costo de la intromisión cubana en los asuntos internos de otros países.
 
¿Cuánto le costó a Venezuela el desembarco de guerrillas cubanas en los años sesenta y el apoyo de los Castro a las guerrillas y terroristas venezolanos durante más de una década? ¿Cuánto le cuesta la disparatada asesoría que ha llevado al país a la ruina?
 
¿Cuánto le costó a Bolivia el intento del Che Guevara, acompañado de militares cubanos, de derrocar al gobierno de ese país?
 
¿Cuánto le costó a Chile la radicalización del gobierno de Salvador Allende, en gran medida motivada por la presencia de las tropas especiales cubanas en ese país y por el consejo suicida de La Habana?
 
¿Cuánto le costó a Centroamérica en vidas humanas y en recursos económicos la ayuda de Cuba a la creación y mantenimiento de guerrillas en El Salvador, Guatemala y Nicaragua? (Nicaragua, por ejemplo, todavía no ha recuperado los índices de desarrollo económico que tenía en 1979, año del triunfo sandinista).
 
¿Cuánto la vinculación de Cuba en Colombia al Ejército de Liberación Nacional o ELN, al M-19 de Jaime Bateman y a las FARC?
 
¿Cuánto pagaron los argentinos por combatir al Ejército Guerrillero del Pueblo, organizado por Cuba y dirigido por Jorge Ricardo Masetti, como prueba el periodista e historiador Juan Bautista Yofre en su libro Fue Cuba, o el insensato ataque al cuartel de La Tablada, con armas cubanas, durante el gobierno de Raúl Alfonsín?
 
¿Para qué seguir? La pequeña isla de Cuba, dirigida por un loco que, como tantos, se creía Napoleón Bonaparte, pero que realmente intentó serlo y a ello dedicó toda su vida, ha sido una catástrofe, no sólo para los cubanos, sino para medio planeta. Una catástrofe que les ha costado una inmensa cantidad de dinero.

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