sábado, 28 de febrero de 2015

La LOMCE, más agua de borrajas

Teresa González sobre la enésima reforma de la enseñanza (LOMCE), un sistema que agoniza en España y que lejos de cambiar, persiste en sus errores.

Artículo de Voz Pópuli:




En los centros de enseñanza universitaria y no universitaria empiezan a circular documentos de firmas que van en contra de una ley que, por sus señas de identidad, no es más que un clon de la actual LOE, o sea, de la LOGSE. Asimismo, circulan manifiestos a favor de la labor “educativa” de los profesores cuando los profesores no son educadores y la tarea de educar e inculcar valores es asunto de los padres. Dicho en román paladino: los profesores son sujetos con información y su trabajo consiste en enseñar y transmitir conocimientos.

¿Que no está de acuerdo con esta opinión?, pues olvídese de que le arreglen su coche averiado y solo espere de boca del mecánico una retahíla de fórmulas sobre el bien social. Y si necesita acudir a una consulta médica, no crea que el Esculapio de turno pondrá punto final a su dolencia; aguarde a escuchar una salmodia de palabras moralizantes. ¿Le parece bien todo esto?, ¿entonces por qué seguimos empeñados en mutilar contenidos y en mantener en las clases “la educación” como religión cívica? Lo repito otra vez. Los padres no deben desertar de su rol de educadores, como los profesores tampoco de su papel de transmisores del conocimiento.

Despotismo antiilustrado

Quien a estas alturas no vea que los centros de enseñanza han de ser verdaderos lugares del saber está aceptando la tesis de que hay que velar por el curso estacional de los alumnos en contra de la adquisición de conocimientos intelectuales.

Llevo años escribiendo sobre los derroteros desastrosos de la LOGSE, de la LOE, y de la LOMCE que se avecina. ¿El motivo? Como expresé, nuestro sistema de (des) enseñanza ha permitido y permite la transición de la igualdad al “igual da” junto a unas funestas ideologización de la enseñanza y planificación de la incultura. Ha permitido y permite el desahucio cultural de los centros universitarios y no universitarios al lado de una selección-basura del profesorado. En definitiva, toda una suerte de naderías utopizantes, sostenidas gracias a la ayuda clientelar de distintas camarillas, entre las que se cuentan las de profesores, pedagogos, sindicatos y…, cómo no, políticos.

Que en 1990 se pusiera en marcha la LOGSE puede hasta entenderse. Ya se sabe: el idealismo, cambiar la realidad… Lo que no se comprende tanto es que con los efectos negativos que arrastran los informes PISA, y con la mayor tasa de abandono escolar de la Unión Europea –léase, adolescentes que no estudian ni trabajan-, todavía se afirme, entre aplausos y hurras, pese a un cuarto de siglo de declive y fracasos, que en España nuestro sistema de enseñanza “es durísimo”, apuntó el socialista Mario Bedera.

En los pozos de la incultura

España destina un 21% más que la OCDE y la UE por cada alumno, mientras el gasto público en educación no universitaria se ha duplicado en la última década y de 18.927 millones en 2000 ha pasado a 36.012 millones en 2010, asunto que se explica en las Propuestas para la mejora de la calidad educativa, de diciembre de 2013 (página 2). El resultado, sin embargo, es que la mitad de los españoles entre 25 y 65 años no ha acabado ni siquiera el Bachillerato.

La LOMCE no es una ley de vanguardia y progreso, por infinitos millones de euros que se inviertan en un futuro en el seno de las aulas. Y, lejos de generar riqueza, acentuará el subdesarrollo económico de un país que, de por sí, lleva décadas gracias a la LOGSE y LOE sobresaliendo CUM LAUDE en reforzar la pasividad intelectual de los adolescentes, esto es, en inculcar la (in) cultura del no esfuerzo en millares de adolescentes.

Teniendo unas cifras altísimas de paro juvenil y un 36% de jóvenes españoles de entre 25 y 36 años que ha abandonado los estudios antes de los 16 años, nuestra casta política no está dispuesta a crear riqueza implantando un marco sólido que dote a los jóvenes, también a los socioeconómicamente menos afortunados, de una formación basada en la excelencia.

Y mientras nos roban el talento de los jóvenes y nuestras élites intelectuales y políticas se comportan cual luditas al planificar las aulas como lugares de desconocimiento, no solo incurrimos en guerras aristocratizantes sobre centros públicos y centros concertados, por cierto, estos últimos captan de la Administración el 57% de sus ingresos. Sino que, peor, olvidamos lo esencial: que no hay casi libertad de enseñanza, pues todos los centros, incluidos los de la privada, aplicarán la LOMCE, del mismo modo que en su momento aplicaron las resoluciones contenidas en la LOGSE y en la LOE.

Una ley que agoniza

¿De verdad que no hay manera de abandonar el geocentrismo de la LOGSE, en breve “LOMCE”? Y, por otra parte, ¿es que no es suficiente constatar la ignorancia de muchos de nuestros jóvenes para derrumbar una teoría pedagógica regresiva que hace aguas por todos los lados y desprecia a segmentos desfavorecidos de la población?

No parece, al menos por ahora, que este gigantesco fraude lo demuela ningún Sansón y más cuando, con la propaganda “PPSOE”, se omite la evidencia de que la enseñanza “LOGSE-LOE”, en unos meses “LOMCE”, constituye una partitura sin apenas variaciones, amén de un ataque a la cultura y, por ende, una herramienta para crear sujetos dóciles y desinformados. Lo cual hace pensar que a la izquierda y a la derecha siempre les ha interesado paternalistamente conservar las brechas tradicionales del clasismo social. Y hacer añicos la idea genial del filósofo Antifón (s. V a. C.) acerca de que los seres humanos son iguales, ergo, añado, con derecho a recibir una enseñanza científica y humanística de calidad.

Digamos, y termino, que en la LOMCE se incluye la novedad de las reválidas y pruebas externas. Así mismo, la impartición de la materia de Religión en 1º y 2º de bachillerato, ¡qué proeza, qué gran innovación! Pero en lo esencial, y esto es muy importante, el edificio se mantiene sin cambios sustanciales significativos.

Por eso, y a la vista de los resultados, queda claro que la LOGSE, la LOE y la LOMCE son ordenamientos jurídicos profundamente antimodernos y liberticidas: nacieron casi sin vida, “agonizantes” ante los grandes retos del siglo XXI. Y les falta la generosidad de defender que el conocimiento es un bien a compartir, no un privilegio.

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