lunes, 7 de septiembre de 2015

Por qué el gobierno odia el efectivo

Joseph T. Talermo analiza por qué el gobierno odia el efectivo (apoyándose en el ejemplo griego), los orígenes de esta guerra contra el efectivo y qué políticas anti-efectivo llevan a cabo así como su verdadera finalidad (si bien argumentan siempre otras razones para lograr la aceptación del ciudadano).
 
Artículo de Mises Hispano:
Mises Daily Aug 24 2015
En abril se anunció que Grecia estaba imponiendo un suplemento para todas las retiradas de efectivo de cuentas bancarias para impedir que los ciudadanos vaciaran sus cuentas. Así que ahora los griegos tienen que pagar 1€ por cada 1.000€ que hayan retirado, lo que equivale un 0,1%. No parece mucho, pero el principio empleado es muchísimo porque lo que están haciendo en la práctica es quebrar el tipo de cambio entre una unidad de depósito bancario y una unidad de moneda.
 
¿Por qué hacen esto? ¿Por qué quieren hacer esto? Bueno es una de las políticas anti-efectivo que los economistas ortodoxos han estado promocionando vigorosamente.

Abriendo el camino a los intereses negativos

Par hacer más fáciles los cálculos e ilustrar el efecto, supongamos que el “sobreprecio” griego fuera de diez dólares por cada 100 dólares retirados. Ahora, en lugar de poder convertir un euro en tu cuenta corriente en un euro en efectivo a la vista, solo podrás comprar un euro en efectivo gastando 1,10 euros en tu cuenta corriente. Es un tipo negativo del 10% en cierto sentido. Es como decir que solo puedes tomar un euro del banco si estás dispuesto a pagar 1,10 euros. Así que solo conseguirías en realidad noventa centavos de cada dólar que quieras retirar y eso es muy importante porque significa que será más caro comprar algo con efectivo que con depósitos bancarios.
 
Al mismo tiempo, el gobierno griego dejó muy claro que si depositas el efectivo en los bancos, no te darán 1,10 euros de dinero bancario por cada euro depositado.
 
Así que el sistema está ahora estructurado para encerrar el dinero en los bancos. Ahora, ¿qué les permite eso hacer? Si pierdes un 10% cada vez que retiras un euro en efectivo, pueden rebajar el tipo de interés que consigues sobre los depósitos bancarios a un -5% o un -6%. Seguirás sin retirar tu efectivo de los bancos aunque el tipo de interés se convirtiera en negativo.
 
Estamos siendo testigos de una guerra contra el efectivo en la que los gobiernos hacen ilegal o incómodo el uso de efectivo. Esto a su vez, da al gobierno la capacidad de espiar y regular transacciones financieras más completamente, al tiempo que también le permite más flexibilidad a la hora de manipular la oferta monetaria.

Los orígenes de la guerra contra el efectivo

Todo empezó realmente con la Ley del Secreto Bancario de 1970, aprobada en EEUU, que obligaba a las instituciones financieras en estados Unidos a ayudar a las agencias públicas de EEUU a detectar e impedir el blanqueo de dinero. Esa era la justificación. En concreto, la ley obliga a las instituciones financieras a guardar registros de pagos en efectivo y a rellenar informes sobre compras en efectivo o instrumentos negociables de más de 10.000$ de agregado diario. Por supuesto, todo esto se vendió como una forma de perseguir criminales.
 
El gobierno de EEUU emplea otros medios para llevar también a cabo la guerra contra el efectivo. Hasta 1945 había billetes de 500, 1.000 y 10.000 dólares en circulación. Hubo incluso un billete de 100.000 dólares en la década de 1930 con el que los bancos realizaban liquidaciones entre sí. El gobierno de EEUU dejó de emitir esos billetes en 1945 y para 1969 había eliminado todos de la circulación. Así que, bajo el disfraz de luchar contra el crimen organizado y el blanqueo de dinero, lo que ocurrió realmente fue que hizo muy incómodo el uso de efectivo. Un billete de cien dólares hoy vale el equivalente a 15,50$ de poder adquisitivo en dólares de 1969, cuando eliminaron los últimos billetes grandes.

El problema es internacional

La guerra contra el efectivo en Suecia ha sido probablemente la que ha ido más lejos y los gobiernos escandinavos en general son notables por su oposición al efectivo. En las ciudades suecas, los billetes para los autobuses públicos ya no pueden comprarse con efectivo: deben comprarse por adelantado con un celular o un mensaje de texto (en otras palabras, mediante cuentas bancarias).
 
El subgobernador del Banco Central Sueco alardeaba, antes de su jubilación hace unos pocos años, que el efectivo sobrevivirá “como el cocodrilo”, aunque pueda obligársele a ver su hábitat gradualmente disminuido.
 
La analogía es apropiada, ya que tres de los cuatro grandes bancos suecos combinados tienen más de dos tercios de sus oficinas sin aceptar o pagar ya en efectivo. Estos tres bancos quieren eliminar el manejo manual de efectivo en sus oficinas a un ritmo muy rápido y los han estado haciendo desde 2012.
 
En Francia, los opositores al efectivo trataron de aprobar una ley en 2012 que restringiría el uso de efectivo de un máximo de 3.000€ por intercambio a 1.000€. La ley fracasó, pero luego se produjo el ataque a Charlie Hebdo y a un supermercado judío, así que el estado usó inmediatamente esto como razón para conseguir el límite máximo de 1.000€. Consiguieron su límite máximo. ¿Por qué? Bueno, los proponentes afirman que estos ataques fueron financiados parcialmente con efectivo.
 
Los terroristas usaron efectivo para comprar las cosas que necesitaban. Sin duda estos asesinos también vestían zapatos y ropa y usaron celulares y automóviles durante la planificación y ejecución de su tumulto. ¿Por qué no prohibir estas cosas? El terrorista desnudo y descalzo sin comunicaciones es sin duda menos eficaz que el completamente vestido y equipado.
 
Finalmente, Suiza, antes un gran bastión de libertad económica y privacidad financiera, ha sucumbido a las tácticas de puños desnudos del gobierno de EEUU. El gobierno suizo ha prohibido todos los pagos en efectivo de más de 100.000 francos (unos 106.000$), incluyendo transacciones que incluyan relojes, inmuebles, metales preciosos y automóviles. Esto se hizo ante la amenaza de chantaje por la Organización para el Desarrollo Económico, con EEUU sin duda empujando detrás del escenario. Las transacciones por encima de los 100.000 francos tendrán ahora que procesarse a través del sistema bancario. La razón es impedir el delito multicontenido, por supuesto, del blanqueo de dinero.
 
Chase Bank también se ha unido recientemente a la guerra contra el efectivo. Es el mayor banco en EEUU, una filial de JP Morgan Chase and Co. y, según Forbes, la tercer empresa más grande del mundo. También recibió 25.000 millones de dólares en préstamos de rescate del Tesoro de EEUU. En marzo, Chase empezó a restringir el uso de efectivo en determinados mercados. La nueva política restringe a prestatarios el uso de efectivo para hacer pagos sobre tarjetas de crédito, hipotecas, cuentas de valores o préstamos para automóviles.
 
Chase incluso llega a prohibir el almacenamiento de efectivo en sus cajas de seguridad. En una carta a sus clientes, fechada el 1 de abril de 2015, en relación con su “acuerdo actualizado de alquiler de caja de seguridad”, uno de los aspectos destacados reza: “Usted acuerda no almacenar ningún efectivo o monedas salvo las que tengan valor de colección”. El si esto afecta o no a monedas de oro y plata sin valor de colección no se explica, pero por supuesto que sí les afecta. Como advertía un observador: “Esta política es inaudita, pero como Chase es el banco más grande de la nación, no me sorprendería que empezáramos a ver más casos en esta época de susceptibilidad acerca de financiar a terroristas y otras causas ilegales”. Así que sacad vuestro dinero de esas cajas de seguridad, vuestra moneda y probablemente vuestro oro y plata.

Solo se permite el gasto (supervisado)

Gregory Mankiw, un ilustre macroeconomista, presentó un plan en 2009: la Fed anunciaría que en el plazo de un año desde el anuncio, sortearía un número del 0 al 9 sacándolo de un sombrero. Toda la divisa que un número de serie acabado en ese número perdería de inmediato su estatus de curso legal, haciendo que el retorno esperado de mantener la divisa se desplomara al -10%. Esto permitiría a la Fed reducir los tipos de interés por debajo de cero durante un año o incluso más, porque la gente prestaría encantada dinero a, digamos, un -2% o un -4% porque eso impediría que perdiera un 10%.

Así que las razones dadas por nuestros gobernantes para suprimir el efectivo son mantener a la sociedad segura ante terroristas, evasores de impuestos, blanqueadores de dinero, cárteles de la droga y otros villanos reales o imaginarios. El objetivo real de la inundación de leyes restringiendo e incluso prohibiendo el uso de efectivo es obligar a la gente a realizar pagos a través del sistema financiero. Esto permite a los gobiernos expandir su capacidad de espiar y controlar los tratos financieros más privados de sus ciudadanos, para ordeñarlos hasta el último dólar de impuestos que reclaman que se debe a aquellos.
 
Otras razones para suprimir el efectivo son (1) impulsar el inestable sistema de la banca de reserva fraccionaria, que está en estado de colapso en todo el mundo y (2) dar a los bancos centrales el poder para fijar tipo negativos nominales de interés. Es decir hacer que gastes dinero restando dinero de tu cuenta bancaria cada día que los dejes en ella y no lo gastes.

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