lunes, 4 de enero de 2016

China y el error de estimular la demanda interna

Daniel Lacalle analiza la situación de China tras los últimos datos de actividad manufacturera (muy malos nuevamente), fruto de las advertidas consecuencias de su política de estímulo artificial de la demanda, y que ella misma reconoce ya (aunque le hace frente con más de los mismo). Un problema por cierto, como bien indica que comparte Brasil (entre otros).

A su vez, indica algunas medidas para hacer frente a este grave problema, para evitar que se haga más grande.

Artículo de El Confidencial:

Foto: Peatones caminan junto a pantallas que muestran información bursátil en China. (EFE)

 
“Slipped through the window by the back door and took the keys to my poor heart “
Robert Plant

Los datos del índice de actividad manufacturero de China de ayer fueron muy malos, pero conviene explicar por qué. Siete. Siete es el número de veces que el consenso de analistas ha rebajado a la baja las expectativas de PMI desde hace unos meses. Es decir, el dato ha sido malo incluso comparado con unas estimaciones que no han parado de revisarse a la baja.

En esta columna llevamos hablando del “plan E con esteroides” de China desde 2013 y recientemente comentábamos que el gran dilema chino es crecer o evitar un “crash”.

El problema más grave con el que se enfrenta la economía china es que en estos dos años no se ha desapalancado, como otras economías globales. La deuda sigue aumentando más que el PIB nominal y la sobrecapacidad sigue generando enormes problemas.

China nos muestra el enorme, terrible efecto de las políticas de estimular la demanda artificialmente. El propio gobierno chino reconoce que el grave problema de sobrecapacidad viene fundamentalmente de “la ineficiente asignación de inversiones del plan de estímulo de $585.000 millones de 2008”  y ahora tiene que tomar medidas para atacar ese exceso y a la vez intentar mantener el crecimiento mientras reduce la deuda. Soplar y sorber a la vez.

La sobrecapacidad, que en China alcanza ya el 40% y en algunas industrias hasta el 50%, es un enorme problema para la economía. Primero, porque el capital circulante –el coste de mantener la actividad- se come la generación de caja y hace a las empresas muy débiles. Segundo, porque el endeudamiento generado por la construcción de elefantes blancos –proyectos innecesarios promovidos por el gobierno local o nacional- contagia a otros sectores que pierden acceso a crédito porque el sector financiero se debilita agresivamente.

¿Se soluciona con más estímulos? No. Entre 2009 y 2012 la media de crecimiento anual de la masa monetaria superaba el 18%, muy por encima del crecimiento del PIB nominal y, aunque se ha moderado ese crecimiento desde 2013, sigue siendo superior al 11% anual. ¿Qué quiere decir esto? China ha estado “imprimiendo” más dinero relativo a su PIB que EEUU en su plan de estímulo. China ha alentado su propio fuego con más gasolina.

¿Realmente creemos que un problema que hasta el gobierno reconoce que se ha creado por el exceso de estímulos se va a solucionar estimulando? ¿La sobrecapacidad y deuda generada por $585.000 millones se va a solucionar con $185.000 millones más?

El efecto de este “accidente a cámara lenta” que es “estimular la demanda interna” no solo se está viviendo en China. Brasil es otro ejemplo de los errores de pensar que todo el problema de la economía es “demanda”.

China puede recurrir a algunas medidas para atacar el problema. Una, reducir sobrecapacidad y cerrar industrias ineficientes. Inevitablemente eso lleva a algunas quiebras, impagos y reducción del crecimiento, pero no tendría por qué ser dramático. La razón por la que será dramático es que el error se está cubriendo con más errores. Desde el intervencionismo, tanto a nivel mercados como industrial. Otra es devaluar agresivamente la moneda local, con el consiguiente efecto deflacionista global, pero ya hemos visto como las devaluaciones consecutivas de 2015 no han surtido efecto.
Porque devaluar es inútil cuando el problema es de sobrecapacidad por estímulo artificial de demanda interna. Una tercera es permitir que se limpien los sectores ineficientes eliminando los incentivos al endeudamiento y la sobrecapacidad. El problema es que la mayoría son empresas estatales. 

Siempre digo que si hay algo que demuestra la fe irracional en la intervención gubernamental es la creencia de ciertos economistas en que China resuelva unos desequilibrios tan monstruosos rápidamente con cuatro leyes. Cuando lean este artículo, como ocurrió con los anteriores, leerán comentarios justificando todo por cuestiones demográficas o de largo plazo. Lo mismo se decía con Brasil. Un desajuste anual de 10-12 puntos del PIB salta, siempre. La cuestión no es cómo, sino cuando, y si la política alarga demasiado el frenazo.

Pero aún veremos algún economista diciendo que es un problema de “estimular la demanda”.

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