domingo, 17 de enero de 2016

El socialismo salvaje

Eladio García analiza la repetitiva y extendida referencia al "capitalismo salvaje" (que nunca ha existido ni de lejos) empleado como artimaña política para justificar la crisis y esconder sus vergüenzas y enorme responsabilidad a los intervencionistas que no han parado de crear un sistema profundamente intervencionista que lo único que hace es precisamente destruirlo, pretendiendo con este chivo expiatorio ocultar su responsabilidad (exigiendo además más intervencionismo aún y más poder en sus manos).

Y para ello no dudan ni un ápice emplear toda la demagogia, propaganda, manipulación de hechos y chantaje emocional sobre la gente. Todo un ataque a la inteligencia y a la razón del ser humano

Artículo de El replicador liberal:



La gente suele decir que la crisis económica se debió al capitalismo salvaje. Sin embargo, jamás ha existido tal cosa. Nunca ha habido un sistema político que fuera merecedor de ese nombre. El sistema que siempre ha preponderado, puede que haya sido salvaje, pero jamás fue capitalista.

El libre mercado no ha existido nunca. Los que dicen que el capitalismo salvaje se ha llevado por delante el bienestar social son los mismos que lo han destruido. Al emplear todas las medidas intervencionistas que se pueden imaginar, propiciaron malas inversiones, alteraron el precio real de los bienes, provocaron expectativas falsas, hincharon la burbuja especulativa, espantaron las inversiones, contravinieron los gustos naturales del consumidor, subvencionaron el fracaso, igualaron por abajo, frenaron el emprendimiento, desviaron recursos hacia vías muertas, menguaron los factores de producción, dilapidaron el presupuesto familiar, incrementaron la deuda nacional, crearon ilusiones monetarias y, en general, vinieron a provocar una ficción tan grande que al cabo del tiempo ya nadie sabía qué era verdad y qué era mentira.

Y esta situación sirvió en bandeja la disculpa que usaron luego para zafarse de sus errores delante del electorado. Los políticos de izquierdas (es decir, todos los políticos) se parecen bastante a los maltratadores de mujeres, que primero las golpean y luego las acusan de haberse provocado ellas solas todos los cardenales y heridas que muestran en su cuerpo. Igualmente, los socialistas destruyen todo lo que tocan, y luego dicen que la culpa es del capitalismo salvaje. Pero su inquina no va dirigida solo contra las mujeres. El socialista es un maltratador de hombres, sus golpes propician el derrumbe de toda la sociedad, sus chantajes emocionales y su demagogia arremeten contra la inteligencia de todos los ciudadanos, y sus insultos y vejaciones constituyen una afrenta grave a la dignidad de la raza humana. Aquí, el único salvaje que existe es el adherente de las ideas que enarbola el socialismo.

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