miércoles, 17 de febrero de 2016

Podemos propone cambiar la Constitución de forma ilegal y sin la mayoría necesaria

Elentir analiza cómo Podemos propone cambiar la Constitución de forma ilegal y sin la mayoría necesaria (de la misma manera que por cierto hizo Chávez en Venezuela) a raíz de su reclamación al PSOE del control del CNI, el CIS y el BOE en un documento titulado cínicamente "Un país para la gente". 


Artículo de Contando Estrelas: 



“Un país para la gente”. Éste es el cínico título del documento publicado hoy por Podemos con el fin de reclamarle al PSOE el control del CNI, el CIS, el BOE por parte del partido de ultraizquierda.


¿El servicio de inteligencia español en manos de un títere de Irán?
Cabe preguntarse qué tiene que ver que Podemos exija controlar el CNI con gobernar para “la gente”. Es más: deberíamos plantearnos en qué medida un país miembro de la UE y de la OTAN puede permitir que sus servicios de inteligencia estén controlados por alguien que reconoció abiertamente que se deja utilizar por Irán. Pero estos detalles, que están mereciendo la atención de la mayoría de los medios en el día de hoy, son la fachada de algo de mucho mayor calado y que demuestra, a las claras, hasta qué punto Podemos pretende saltarse nuestras normas de convivencia para imponer sus dictados ideológicos a escala constitucional.
Podemos (5,1 millones de votos) desprecia los 7,2 millones de votos del PP
De la página 20 a la 24 del citado documento hay un capítulo titulado “Cambio constitucional: un gran debate político y ciudadano para garantizar los derechos y defender la soberanía popular”En la página 23 Podemos reconoce lo obvio: “la Constitución no ofrece un camino fácil para su reforma. El cambio constitucional en España no es, por tanto, una cosa sencilla.” Acto seguido, Podemos se lanza a negar la necesidad de tener que contar con el PP para cambiar nuestro marco democrático:
“Las mayorías cualificadas que el texto exige para proceder a su modificación obligan a contar con un Partido Popular que, hasta el momento, solo ha hecho gala de un tozudo inmovilismo, tanto en lo relativo a la reforma constitucional como en muchos otros asuntos. Esto evidencia una paradoja antidemocrática: un partido que representa a menos del 30 % del electorado (7 millones de electores) se apropia del candado constitucional y se impone, a través de un sistema electoral con graves carencias representativas, sobre más de 15 millones de electores que desean abrir un proceso de cambio.”
Hay que recordar que Podemos y sus coaliciones autonómicas obtuvieron 5.189.463 votos; el PP, con 7.215.752, fue el partido más votado. Es decir, que una formación de ultraizquierda que incluso yendo en coalición con una larga lista de partidos obtuvo muchos menos votos que el PP en solitario, desprecia sin rodeos el peso político del partido más votado. Pero la cosa no se queda ahí.
A falta de los votos necesarios, proponen saltarse la legalidad
Lo más pasmoso es lo que viene a continuación:
“Pero en democracia nunca existen las vías muertas. Incluso si la apertura del gran debate constitucional por parte del Gobierno del Cambio no lograse modificación alguna en las posiciones del PP, cabría activar la vía popular sobre la base del artículo 1 (soberanía del pueblo español), del artículo 23 (derecho de la ciudadanía a participar en asuntos públicos) o del artículo 92 (referéndum consultivo); es decir, existen derechos y garantías democráticas previstos en la Constitución española que permiten convocar un referéndum para iniciar el proceso, de modo que la ciudadanía se pueda pronunciar directamente sobre el marco general y el alcance del cambio constitucional a través de una pregunta clara y concisa, acordada entre las distintas formaciones políticas partidarias de abrir un proceso democrático de superación del marco actual.”
Esto es el colmo de la cara dura: Podemos invoca la soberanía nacional (Artículo 1) para saltársela, para violar lo que los españoles eligieron de forma libre y democrática en el referéndum con el que se aprobó la Constitución vigente. El Artículo 23 no habla de la modificación de la Constitución, y el 92 tampoco. Este último, de hecho, habla de la elaboración de las leyes, no de la reforma del propio marco democrático en el que se basan esas leyes. Lo relativo a la reforma constitucional viene en el Título X (Artículos 166 a 169). Concretamente, el Artículo 168 se refiere a la revisión total de la Constitución, y el procedimiento que prevé para ello es muy claro:
1. Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título preliminar, al Capítulo segundo, Sección primera del Título I, o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes.
2. Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras.
3. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referémdum para su ratificación.
Resumiendo: que Podemos pretende saltarse estas normas de convivencia votadas por los españoles, lo cual es una absoluta ilegalidad.
Lo que Podemos intenta en España ya lo hizo el chavismo en Venezuela
Estamos ante algo mucho más grave que la mera actuación de un funcionario desaprensivo que se salta la ley en un procedimiento administrativo, a sabiendas de que lo que hace está mal. Y ello nos debería servir de aviso. Si Podemos pretende cambiar nuestro propio marco de convivencia de forma ilegal, ¿qué seguridad tenemos de que respetará la legalidad en cuestiones de menor importancia? No hace falta recurrir a la imaginación. Al frente de la formación de ultraizquierda están personajes que trabajaron como asesores para el régimen chavista venezolanoel más corrupto de Hispanoamérica, que ha llevado a ese país a unas cotas de inseguridad jurídica y de abuso de poder tan sistemáticos que Venezuela, hoy por hoy, es el ejemplo que deberíamos tener como referencia todos los españoles para saber qué es lo que debemos evitar.

Precisamente, Hugo Chávez echó abajo la Constitución venezolana de 1961 sin respetar su procedimiento de reforma, recurriendo a una ley orgánica (es decir, de rango inferior a esa Carta Magna) para convocar elecciones y, por medio de un fraude electoral, aprobar una nueva, sin el apoyo de la oposición y que sirvió para consolidar el poder del chavismo e identificarlo con las bases de esa república. Todo ello convenientemente disfrazado con la misma terminología demagógica que usa el partido de Pablo Iglesias Turrión. Ahora Podemos quiere llevarnos a la misma senda que sirvió para que sus colegas venezolanos acumulasen todo el poder posible, para hacer y deshacer a su antojo, sin importar los derechos y libertades individuales.

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