martes, 5 de julio de 2016

La Contradicción de Macri: Venciendo al Peronismo con más Peronismo

Germán Fermo analiza la contradicción de Macri en Argentina, que cede ante la demanda peronista de la sociedad argentina...lo que no lleva a nada bueno (sino todo lo contrario), como no lo hizo hasta ahora.

Si la sociedad argentina no se banca un ajuste, Cambiemos no podrá cambiar nada. La primer oración de este párrafo hace referencia a una nota a mi entender, premonitoria, que publiqué tiempo atrás. Mi decepción con el gobierno actual ha mutado drásticamente en las últimas semanas. En enero sentía que el gobierno se equivocaba en aplicar un enfoque gradual que no haría más que prolongar el dolor del ajuste in-eternum, situación que se dio y al mismo tiempo generó una mutación estratégica desde el gradualismo hacia el populismo. Sin embargo, con el correr de los meses comprendí que la mayor restricción que enfrenta Macri no radica en el déficit fiscal y las enormes distorsiones monetarias y regulatorias heredadas del kirchnerismo, sino en la mismísima sociedad argentina, una sociedad que votó el cambio pero que a la vez, no está dispuesta a tolerar el enorme costo que una reforma sustancial y necesaria de la economía argentina requeriría. Es cierto que en el primer semestre se han pagado muchos costos pero relativo al despilfarro heredado del kirchnerismo, los mismos alarmantemente resultan pequeños, cambiar para Argentina hubiese requerido la asunción de sacrificios mucho más altos de los soportados desde el inicio de la gestión y para ello Macri carece de poyo político. Como concepto económico, Argentina ha sido saqueada a niveles no vistos en nuestra historia.
La sociedad argentina demanda peronismo. El gran éxito del peronismo en estos 70 años es que gane o pierda, gobierne o no gobierne, su filosofía está impregnada en el ADN de los argentinos. Los argentinos por ejemplo, rechazan la inflación pero cuando subís tarifas para aplacarla, la sociedad entera se pone en contra. Los argentinos también rechazan el endeudamiento externo proveniente del “capitalismo malvado de Wall Street” pero cuando les pedís ajustemos el déficit para reducir las necesidades de financiando te piden “no ajuste” y convalidan endeudamiento a cambio de consumo; Argentina ha comenzado un festival de deuda nacional y provincial y sin embargo no veo a nadie quejándose por ello, la razón es sencilla: la alternativa al no endeudamiento sería mayor sacrificio actual y no estamos para eso. Si para generar empleo el gobierno decide ejecutar un shock de consumo, la sociedad aplaudirá dicha decisión sin cuestionarse al menos por el momento, la calidad de la recuperación. Los shocks de productividad quedarán rezagados a otra presidencia.
Mutando del gradualismo al populismo. El gobierno se dio cuenta que en este entorno no llegan a las legislativas del 2017 describiendo entre otras cosas el fracaso del gradualismo como estrategia económica. Los pilares de la recuperación que se espera hacia el 2017 serían un agro traccionando, la alquimia del blanqueo y un faraónico plan de obras públicas exhibiendo un keynesianismo a full con un único objetivo: comprar mayor apoyo político, tener una buena performance en las elecciones del año próximo y erosionar en la mente de los argentinos el fallido concepto de ajuste gradual.
Nuevamente ante un viejo debate: “peronistas buenos” y “peronistas malos”. El sesgo consumista al que apunta la recuperación tiene muchos atributos peronistas. De esta forma, parecería que Cambiemos más que transformarse en una plataforma política de cambio estructural lentamente, ante los requerimientos electorales, se convierte en una propuesta de peronismo aplacado o lo que es lo mismo, peronismo con globos amarillos y muy buena onda. Del otro lado, quedan los verdaderos peronistas, en este caso, los “malos” cuyo líder lejos está todavía de conocerse. Por lo tanto, lo que parecía en su inicio una propuesta de cambio rotundo de a poco, nos termina subsumiendo a los argentinos en el mismo debate de siempre: eligiendo entre peronistas e insisto, no hace falta ser peronista para implementar peronismo, la mutación de Cambiemos por cuestiones de supervivencia electoral denotan un claro tilde hacia el endeudamiento, el consumo, la obra pública, aspectos todos muy conocidos en estos 70 años de fracasos peronistas que venimos padeciendo.
Cambiemos intentará vencer al peronismo con más peronismo. Mucho consumo, mucha obra pública, mucho endeudamiento, mucho déficit fiscal a nivel nacional y provincial, atraso cambiario como estrategia de fondo, probablemente sean las principales armas con las que el gobierno intentará seducir a una nación que ha sido saqueada por la administración anterior y que no está para grandes sacrificios. Quizá entonces, la peronización de Cambiemos intente armar mayor consenso político “desde abajo” y si sale bien, quizá y solo quizá, después de las legislativas se animen a ejecutar alguna de las reformas por lo que muchos los han votado. Esta es una de las razones por la que no veremos inversión real de magnitud al menos hasta el resultado electoral del año próximo: de afuera se preguntan qué tan efímero es Macri, todavía.
La principal historieta que pricearán los activos financieros argentinos es “recuperación hacia el 2017”.  Los mercados son así de primitivos y por lo tanto, tengo la sensación de que ya se puso de moda la historieta de la recuperación de la economía real apalancada en el blanqueo y en la obra pública sin cuestionar por el momento la calidad del rebote esperado. Basta con observar un Merval batiendo máximos en pesos la semana anterior y una curva soberana de bonos que no para de comprimir spreads al punto que su parte larga ya cotiza sub-7% al 6.90% de yield. El sentimiento bullsh hacia activos argentinos probablemente se mantenga e incluso se intensifique de caras al segundo semestre del año. No se confundan, Wall Street es más populista de lo que estamos dispuestos a reconocer.
Macri no tiene otra alternativa que ser peronista. Quizá alguna vez el populismo de Cambiemos mute a ortodoxia, quizá alguna vez Cambiemos pueda como gobierno, implementar otra alternativa que no sea la peronista, pero para ello falta mucho tiempo. La sociedad argentina pone a Macri en la obligación de construir apoyo político que no tiene reclamando a cambio “peronismo del bueno”, un peronismo que empachará de deuda y obra pública los próximo años en búsqueda de un shock de consumo apalancado y eventual crecimiento con raíces bien keynesianas. Conclusión: la sociedad argentina demanda peronismo y para ganar las legislativas del 2017 Macri ya comenzó a concederlo.

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