sábado, 24 de septiembre de 2016

La delirante transición de Podemos: de la BBC a 'Radio Carmena'

Juanma del Álamo muestra la delirante transición de Podemos en lo referente a los medios de comunicación, en su característico tono sarcástico. 

Otra muestra de hipocresía y vergüenza ajena la de Podemos, entre lo que exigen y lo que hacen. Pero qué bien saben hacerlo y venderse...
Artículo de Libre Mercado: 


Rita Maestre | Ayuntamiento de Madrid


Vamos a hablar de una historia de autocrítica, fe y superación personal. Basada en hechos reales, lo que le relatamos a continuación le hará recuperar la fe en el ser humano. El giro de los acontecimientos es tan conmovedor que, si no le gusta llorar y gimotear en público, tal vez es mejor que lea el siguiente texto en privado, en la intimidad de su hogar o cuarto de baño. Está advertido.

Queremos controlar los medios

El rencor y el leninismo surgen a menudo en este mundo duro, contaminado, con exceso de deberes y carente de naumaquias. Algunas personas no tienen infancias sencillas, encontrándose pastel de venganza a la hora de comer y tortilla de revancha a la de cenar. Comprensión, por favor.
Pablo Iglesias era entrevistado en 2013 (unos meses antes de crear Podemos) y reconocía que "me gustaría que un partido de izquierdas ganara las elecciones y me nombrara director de una televisión pública [...] El precio para que yo apoyara un terrible acuerdo de Izquierda Unida y el PSOE sería que pusieran en nuestras manos una televisión", añadía. Y remataba el tema con el conocido "que existan medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión, hay que decirlo abiertamente", una de las declaraciones más polémicas que un político ha hecho en los últimos años.
En esa época Iglesias exponía en sus charlas universitarias que "si el gobierno depende de ti, tú tienes que exigir controlar un mínimo de horas (de televisión)". "Dame los telediarios, uno de los dos telediarios al día", pedía Iglesias, que lamentaba que Izquierda Unida no tuviera ningún control en Canal Sur.
Tras los exabruptos y las malas intenciones, llegó Podemos. El primer programa electoral de la formación morada hablaba de la creación de "una cuota mínima de medios públicos e independientes" que tuvieran "una gestión democrática e independiente de los gobiernos de turno" (de verdad, es literal).
Lanzado al estrellato, en la presentación de un libro sobre su propia figura, el líder podemita pedía "acabar con la concentración de la propiedad en los medios de comunicación" y abogaba por limitar "la situación imperial, que no es compatible con la democracia", del dominio de la televisión por parte de dos grandes grupos privados. Criticaba, además, que los medios públicos estuvieran al servicio de los políticos.
Meses después, Echenique proponía poner nota a los informativos de las televisiones según su calidad (según lo bien que hablaran de Podemos). Las notas las pondría un "organismo independiente", aunque no especificó quién lo elegiría, pero la palabra "independiente" dejaba claras sus buenas intenciones. Las críticas no tardaron en llegar.
Con estas (y otras) declaraciones sobre la mesa, saltaron todas las alarmas como en Oklahoma en día de tornado. No parecía que los líderes de Podemos tuvieran especial cariño a la libertad de expresión o de medios. Su mensaje era radical y sus perspectivas electorales, espectaculares.

Reflexión y socialdemocracia

Pero los podemitas sabían que estaban haciendo mal. No se podía seguir así. Aunque electoralmente pudiera interesar mantenerse en el leninismo, Podemos decidió que lo correcto era renunciar a sus ideologías moribundas y fracasadas.
Los líderes del partido se refugiaron en sus casas para hacer acto de contrición durante unos días. Superado el largo pero indispensable trance, superado el duro caminar por el desierto del abandono del marxismo-leninismo-chavismo más zafio, llegó la luz. Era la luz de la socialdemocracia, la luz de la riqueza sueca, la luz de la justicia danesa, la de la educación finlandesa, la luz de los paisajes islandeses.
Yo soy nórdico, pensó Pablo. No nórdico de estar a favor de la libertad económica y las leyes laborales de aquellos países, no nórdico de estar en contra de gritar en el Congreso mientras te suda el alerón. No. Se trataba de ser socialdemócrata nórdico como concepto abstracto que recogía todo lo bueno del mundo. Esta metamorfosis fue dura, pero bien acogida por personas sin memoria ni vergüenza.
Desde casi el centro político, Iglesias aceptó ahora con normalidad la existencia de medios de comunicación privados, pero no dejó de reclamar la despolitización de los públicos. Iglesias acusaba a Telemadrid y a Canal Nou (desaparecido en ese momento) de ser "aparatos de propaganda".
Preguntado en el verano de 2014 por la elección de la dirección de esos entes públicos, Iglesias comentó que "cuanto más democrático sea el método, mejor". Propuso, además, que la sociedad civil y los colegios de periodistas participaran en esta elección. De acuerdo, esto es otra cosa.
En el otoño de 2015 (vean qué saltos damos), se debatió la nueva etapa de Telemadrid en la Asamblea de Madrid. Podemos no dudó en volcarse, una vez más, en el asunto de los medios públicos, porque le generaba desinteresada preocupación.
Todos los partidos publicaron sus propuestas. Los podemitas presentaron un proyecto al que denominaron "modelo BBC", inspirado (teóricamente) en la gestión de la cadena pública británica. Este proyecto incluía medidas para garantizar la independencia de Telemadrid, que iban desde procesos de selección públicos y periodos de mandatos independientes de las legislaturas. Además, a sus miembros se les exigiría "una formación superior", "experiencia de gestión" y la "implementación de un régimen de incompatibilidades".
Esta nueva e idílica Telemadrid tendría varios consejos que permitirían al mismo tiempo el control por parte de la sociedad civil y la colocación de un buen número de los amigos más preparados para el puesto. Los directivos de la cadena se escogerían por convocatoria pública y formarían un consejo de administración, que a su vez elegiría al director general, lo que garantizaría su independencia y su profesionalidad. Si se han liado, aquí queda mejor explicado.


Mañana en Madrid se elige entre una Telemadrid modelo BBC (propuesta de Podemos) o seguir con 1 TV al servicio del PP
Como podemos ver en el gráfico tuiteado por Errejón, todos los estamentos cuentan con un punto rojo que marca su profesionalidad. Todos, menos el Defensor del Usuario, al que no se le atribuye profesionalidad alguna, así que es de suponer que sería un vago redomado, que llegaría tarde todos los días y que haría su trabajo de vergüenza.
Al menos, sería independiente, una cualidad que el Consejo Social vemos que no tendría, a pesar de ser "la representación de la sociedad civil". Así que tenemos un Defensor del Usuario vago y un Consejo Social no independiente. Por suerte, el Consejo de Administración y el Director General contarían con independencia y profesionalidad, por ese orden. Y el Consejo de Informativos sería profesional e independiente, también por ese orden. No lo entendemos, pero por algún motivo, en este caso el orden de los factores sí debe de alterar el producto. Miren, yo qué sé.
Por desgracia para Podemos (y para todo Madrid) el proyecto podemita fue rechazado por la casta y no se pudo aprobar.

La hora de la verdad

Este 2016 ha sido un año clave en la relación de Podemos con la honestidad mediática. Iglesias comentó en televisión hace unos meses que "cuantos más medios privados y menos concentración de la propiedad, mejor". Vean el contraste entre "atacan la libertad de expresión" a "cuantos más, mejor". Qué evolución tan impresionante. "La televisión pública tiene que ser un instrumento de la gente", añadió.
El senador podemita Ramón Espinar insistió este verano en el "modelo BBC" y pidió que los consejos de administración no fueran elegidos por los políticos, porque estos "meten la manaza en los informativos y en el derecho a la información de la gente". Interesante.
Las ganas de hacer las cosas bien estaban ahí. Finalmente, el destino quiso que Podemos tuviera su oportunidad de controlar un medio de comunicación: la radio municipal de Madrid. Su creación ha provocado un incomprensible torrente de críticas, a pesar de que el Consistorio informó inicialmente de que la emisora solamente perseguiría un loable fin formativo para personas que buscan trabajo. Así que, un parado que quiera renovarse profesionalmente, escuchando esta radio podría aprender cosas útiles, como pilotar aviones o diseñar puentes.
Alguno podría pensar que Carmena tira el dinero abriendo una radio totalmente inútil. Pero, fíjense, este medio no se va a inaugurar hasta que no ha quedado superada la gran hambruna madrileña y la gran plaga de mierda en las calles, ambas sufridas en aquel trágico y, por suerte, lejano año 2015. Con todo solucionado (y no antes) y en un momento en el que sobra dinero (que los ciudadanos tirarían en cualquier tontería) es cuando Carmena se plantea abrir una radio municipal, una demanda histórica de los madrileños, hasta ahora no satisfecha.
Vamos a lo importante. En contra de lo que los más críticos pudieran pensar, llegada la hora de la verdad, Podemos cumple perfectamente con lo que ponían de ejemplo de gestión de un medio público. El proceso de selección del director de la nueva emisora es inapelable. Presenta unos escandalosos credenciales, gana un disputado concurso público entre los amigos de Pablo.
¿Y quién es él? Es Jacobo Rivero. Recuerden la presentación de un libro de la que hemos hablado antes. Era el año 2014, Pablo Iglesias aprovechaba para denunciar la parcialidad de los medios y el control de los mismos por parte de las élites. A su lado estaba sentado Jacobo Rivero al que llamaba "amigo".
¿La misma persona elegida para dirigir Radio Carmena? ¿Cómo es posible tanto cinismo? No, la misma persona, no, porque el Jacobo Rivero de 2014 no es la misma persona que el Jacobo Rivero de 2016. Jacobo es Jacobo y sus circunstancias, ténganlo en cuenta. Y Jacobo, cuanto más grande, más profesional. Sí, sí, parece feo estar hablando de honestidad informativa junto a un amigo al que en un par de años tus compañeros van a poner (tras duro concurso) de director de una emisora municipal. Pero, en mi opinión, el currículum de Rivero justifica por sí mismo la creación de la emisora. Este hombre estaba subempleado y había que solucionarlo.
Algunos, con desconfianza y malicia, se preguntarán cuáles son esas impresionantes credenciales. Pues miren: ha sido licenciado en Ciencias Políticas en la Complutense, tertuliano (e incluso, ocasionalmente, presentador) de La Tuerka, tertuliano también de Fort Apache, biógrafo del gran líder y corresponsal de la cadena chavista TeleSUR desde 2011.
Oh, ya salió el tema Venezuela. La casta siempre hablando de lo que ocurre a miles de kilómetros para que no se aborde lo que ocurre aquí. En fin. He repasado algunas de las intervenciones de Rivero para TeleSUR y tengo la sensación de que no ha dado nunca una buena noticia de lo que ocurre en Europa. Por supuesto, ni una mala de lo que ocurre en Venezuela. Todavía no se ha confirmado ninguna participación en televisiones nórdicas, pero no se descartan totalmente.
Resulta especialmente revelador este breve reportaje de Rivero para la televisión chavista, en el que critica la supuesta campaña de medios de comunicación españoles contra Hugo Chávez.

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En el reportaje se aprovecha para recordar que los medios están comprados por los grandes empresarios y solamente defienden sus intereses. Entre los (dos) analistas consultados aparece casualmente Pablo Iglesias (el de 2013, no el de ahora).
TeleSUR, Chávez, Pablo Iglesias, Jacobo Rivero, la honestidad de los medios... Vean qué hilo conductor une acontecimientos tres años después, es como un déjà vu. Como si en el espacio-tiempo se hubiera abierto un portal (en el que entrar anunciando que eres un cartero comercial que viene del futuro). Decía Einstein que el espacio-tiempo se deforma, pero esto demuestra que no, que permanece inalterable.
No quiero parecer subjetivo o vendido, pero a Rivero no le falta ni un detalle. Es el candidato ideal y la única persona que sin ser Pablo Iglesias podría liderar este honesto proyecto radiofónico. Además, tal como ha defendido la portavoz del Consistorio madrileño, Rita Maestre, Rivero "ya estaba contratado en el Ayuntamiento de Madrid" nada menos que "desde el inicio de este equipo de Gobierno". Es decir, ¿para qué tanta polémica si ya estaba chupando de la teta municipal? De todo hacen polémica, señores, cuando ni siquiera es un enchufe nuevo. ¿Qué será lo siguiente? ¿Criticar la contratación del sobrino de Carmena, cuando eso ya lo hemos asimilado todos?
Además, no se crean que Rivero va a tener todo el poder del mundo en la emisora. En el "modelo BBC" podemita esto no funciona así. Habrá una Comisión de Seguimiento formada, en principio, totalmente por miembros de Ahora Madrid, que velarán por que la línea editorial sea la esperada en un director con semejante currículum.
Maestre, además, ha subrayado que en la emisora "no va a haber tertulias ni tertulianos afines [sin contar a Rivero] porque creemos que el dinero público se puede utilizar mucho mejor". Fíjense qué humildad, montar una radio municipal, pero admitir que el dinero público se puede utilizar mucho mejor. Duras noticias, eso sí, para los tertulianos que se habían posicionado a favor de esta radio para ver si caía algo.
Parece que no habrá premio, porque Maestre ha dejado claro que "información pública no son tertulias políticas disfrazadas de información pública". Muy cierto. Además, la portavoz del Ayuntamiento ha concretado que información pública será contar "cuándo hay atascos y dónde hay atascos" (en todas partes, últimamente), advertir de situaciones de emergencia o comentar cuál es la calidad del aire (sobre las calles en las que se acumule basura no se informará, en principio).
Todo será información a la que hasta ahora en 2016 era imposible acceder de otra manera. Y así todo el día. Puro entretenimiento. A ver quién va a ser capaz de resistirse a escuchar Radio Carmena en vez de estar no haciendo absolutamente nada. Además, si es para informar de a qué huelen las nubes hoy en Madrid, no veo el problema en que sus dirigentes pudieran ser (que no digo que lo sean) un poco chavistas.

Podemos vuelve a dar una lección a todos. No todo lo que empieza mal, acaba mal. De aquellos barros extremistas, llegamos a la radio de la verdad. Se abre un nuevo tiempo en lo que a información municipal prescindible se refiere. Por fin llega el "modelo BBC" a los medios públicos españoles, alejado del partidismo, el amiguismo y el vergüenzajenismo al que estábamos acostumbrados. Nace Radio Carmena, un medio por y para la gente. Controlado por políticos y amigos de políticos, sí, pero por políticos que trabajan para la gente. Y no es lo mismo, por más que se empeñen algunos.

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